Reconciliación y formación: vida del obispo chino fallecido, Pietro Paolo Li Panshi

Pastoreaba la diócesis de Kongmoon (Jiangmen)

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ZHONGSHAN, lunes, 5 febrero 2007 (ZENIT.org).- Desde que el fin de la «Revolución Cultural» se lo permitió hace cinco lustros, el obispo chino Pietro Paolo Li Panshi hizo de la reconciliación entre los católicos y de la formación del clero el centro de su vida; ha fallecido a los 95 años de edad.

La Congregación vaticana para la Evangelización de los Pueblos, a través de su agencia «Fides», confirmó la pasada semana la muerte del obispo de Kongmoon (Jiangmen), en la provincia de Guangdong, en China continental.

Los funerales por el prelado, fallecido el 4 de enero, fueron celebrados por monseñor Giuseppe Liao Hongqing –obispo de Kaying (Meixian/Meizhou)-, junto al vicario general y todos los sacerdotes de la diócesis, en presencia de un millar de católicos, así como de representantes de las autoridades civiles.

Nacido en 12 de julio de 1911, Pietro Paolo Li Panshi ingresó en el seminario de Macao en 1922. Fue ordenado sacerdote en 1944.

De 1949 en adelante tuvo que vivir del cultivo de una plantación de plátanos y criando conejos; jamás descuidó el anuncio del Evangelio en el ambiente de trabajo.

Pudo volver a su pueblo como campesino al término de la «Revolución Cultural» (1966-1976).

Sólo en 1981 se le permitió reanudar su ministerio sacerdotal en la ciudad de Zhongshan. Recibió la consagración episcopal el 27 de septiembre de ese mismo año.

Subraya el dicasterio misionero, entre las principales preocupaciones del prelado, la obra de reconciliación entre los católicos. Le describe asimismo como un hombre austero consigo mismo, siempre afable y hospitalario con todos.

Los pocos ahorros de su frugal vida los traspasaba a la formación del clero, otra tarea a la que el desaparecido obispo dedicó sus esfuerzos en medio de grandes dificultades.

Monseñor Pietro Paolo Li Panshi recibió sepultura en el cementerio católico de Zhongshan.

Veinte mil católicos se cuentan en la diócesis china de Jiangmen; viven en las ciudades de Foshan, Jiangmen y Zhongshan, así como en los veinte condados rurales.

Sus ocho sacerdotes –dos ancianos y seis jóvenes- deben manejar tres dialectos chinos –cantonés, hakka y mandarín- para atender pastoralmente a las comunidades católicas.

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ZENIT Staff

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