ROMA, domingo, 18 febrero 2007 (ZENIT.org).- El Observatorio Van Thuan de Doctrina Social de la Iglesia ha denunciado una ambigüedad fundamental en el informe del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) sobre «La situación en la infancia en el mundo 2007».

Benedetta Cortese del Observatorio Van Thuan constata que el llamamiento a la igualdad de derechos, se ha desarrollado en el tiempo hasta llegar al concepto de «igualdad de género», promovido por UNICEF, «gracias al cual hace una distinción entre ‘sexo’ y ‘género’ que, sin embargo, contiene peligrosas ambigüedades».

Según UNICEF, el género es un «concepto social» que describe lo femenino y lo masculino. Y añade que los papeles de género no son innatos sino aprendidos.

Benedetta Cortese recuerda que «la Doctrina Social de la Iglesia está, sin duda, de acuerdo sobre la importancia del ‘genio femenino’ para el desarrollo, como se expresó Juan Pablo II en la ‘Carta a las Mujeres’, y considera también muy importante su digna consideración –como dice el Informe Unicef- en la familia, en el trabajo y en la política con una doble ventaja: realizar los derechos de las mujeres y allanar el camino para realizar también los de los niños».

«Sin embargo --señala la experta del Observatorio Van Thuan--, la distinción entre ‘sexo’ y ‘género’ puede inducir a entender este último sólo como un hecho cultural, desconociendo que el dato sexual no es sólo fisiológico, sino sobre todo antropológico».

«Separando el género del sexo, se abriría la posibilidad de una visión puramente histórica, relativa, artificial del ser hombre y mujer, que sería negativo para los mismos niños, que tienen derecho, como dice la “Centesimus Annus”, a una ecología humana cuya estructura fundamental es la familia fundada sobre el matrimonio» (números 38-39).

«Respetar nuestra humanidad sexuada significa respetar la estructura natural moral de la que estamos dotados».

«No hay duda --concluye Benedetta Cortese-- de que en este punto la antropología de UNICEF es deficiente».