El objetivo fundamental de este organismo, dijo el cardenal, «es continuar desarrollando ese vital trabajo de reunir, para la convivencia, la armonía, el respeto y la comprensión a todos los nicaragüenses».
Sin embargo, el cardenal advirtió que la decisión definitiva está en manos de su autoridad jerárquica, el Papa. «Yo he utilizado el método de ver, juzgar y actuar. Yo aceptaría siempre que la Santa Sede me dé el visto bueno», declaró.
Preguntado expresamente por los periodistas, explicó que aceptar su nombramiento no depende de los obispos nicaragüenses. «A mí no me lo puede impedir la Conferencia Episcopal, es el Papa el que toma la decisión», subrayó.
El cardenal Obando recibió el pasado 5 de febrero al diputado oficialista Salvador Talavera y a un grupo de ex contras y ex militares, quienes le visitaron en su despacho de la Universidad Católica para pedirle que acepte el cargo ofrecido por Ortega.
Según el cardenal, el cargo que le ofrece Ortega no es precisamente gubernamental, sino de un ámbito más social. Por ello, asegura que en su caso no se aplica la disposición expresa del Derecho Canónico que prohíbe a los sacerdotes y obispos ocupar cargos públicos.
«No se trata de ser miembro del gobierno sandinista, yo fui miembro de la Comisión de Reconciliación y nunca fui miembro del Gobierno, hoy tampoco», afirmó Obando. También recordó que presidió la Comisión de Verificación y Reconciliación durante el gobierno de Violeta Barrios de Chamorro.
En este sentido, rechazó las comparaciones con los sacerdotes que participaron en el gobierno sandinista de los años ochenta, y que en algunos casos fueron suspendidos «Ad Divinis».
Respondiendo a quienes dicen que no tiene sentido que el Consejo lleve también el nombre de «Paz», puesto que ya no hay guerra, afirmó: «La paz no es solamente ausencia de guerra. Podemos caer en el error de que hay paz cuando no se oye el ruido de la ametralladora y el fusil pero si no hay comida, si no hay alimentación si no hay medicinas, si no hay escuelas, si no hay salud, ese es un centro peligroso de tensión».
Según el cardenal, su función como presidente del Consejo será fundamentalmente ayudar a que se cumplan los compromisos contraídos, firmados y nunca cumplidos por los gobiernos precedentes con los desmovilizados de la contra, del Ejército y del Ministerio de Gobernación. Se trata, dijo, de «hacer todo lo que esté a mi alcance para ver si se puede mejorar la vida», de todos ellos.
El 6 de febrero, el presidente Ortega ratificó su propuesta al cardenal, mediante una carta en la cual expresa su esperanza de que la respuesta «será positiva, y que nos permitirá verle entre las familias y comunidades ejerciendo ese ministerio de compasión, que a lo largo de su existencia, usted ha convertido en Esperanza y modelo de vida en comunidad».
El arzobispo de Managua, monseñor Leopoldo Brenes, ha pedido prudencia y esperar a que el cardenal Obando pronuncie su última palabra, aclarando que «es un buen ciudadano y (cualquiera que sea la decisión) no va a perjudicar el trabajo de la Conferencia Episcopal».