CIUDAD DEL VATICANO, martes, 20 febrero 2007 (ZENIT.org).- La objeción de conciencia puede ser un testimonio de ayuda y de servicio a la vida, recalca el presidente de la Academia Pontificia para la Vida (PAV).
En estos términos el arzobispo Elio Sgreccia presentó este martes ante la prensa, en el Vaticano, el Congreso Internacional «La conciencia cristiana en apoyo del derecho a la vida», que organiza el organismo que preside el próximo viernes y sábado, de puertas abiertas.
El papel de la conciencia cristiana y la urgencia de su formación en el contexto actual marcarán la primera parte del Congreso, explicó el prelado.
Y ello porque «los temas de la tolerancia, de la democracia, de la autonomía moral, sobre todo respecto a las opciones del individuo o en la investigación científica, parecen a primera vista -precisó- contraponerse a la formación y a la manifestación de la conciencia».
El arzobispo Sgreccia está convencido de que «no sólo existe un espacio legítimo para la conciencia cristiana en la sociedad pluralista», sino que es de utilidad «para toda la sociedad cuando la conciencia cristiana puede expresarse y puede ofrecer su contribución».
Ello requiere «entre los creyente conciencias verdaderas, ciertas y rectas, condiciones que en absoluto hay que dar por descontado, ni son fruto de improvisación, sino de reflexión, diálogo y a veces de esforzada investigación», subrayó.
A partir de este punto, la segunda parte del Congreso se centrará en la relación entre la conciencia cristiana y el apoyo a la vida, un tema «en el que se sitúa el problema de la objeción de conciencia», advirtió el prelado.
Puntualizó que tal acción «no es la única instancia de la conciencia cristiana en el campo sanitario», sino que sobre todo «la conciencia exige el testimonio en positivo en el servicio» por la vida.
«Pero precisamente por el servicio a la vida, por la honra que corresponde a todo hombre vivo, es necesario evitar el mal y, cuando sucede, poner por obra la objeción y la protesta de conciencia», alertó. De ahí que no implique «una fuga de las responsabilidades, sino al contrario una asunción de un testimonio de ayuda», añadió.
Y es justamente en «el sector de la vida y de la sanidad» donde en la actualidad se presenta toda una serie «de nuevas situaciones donde los médicos y otras figuras vinculada a su actividad están llamados a poner por obra la instancia de la objeción», reconoció.
«En una sociedad que quiera ser auténticamente democrática –recalcó el arzobispo Sgreccia– la conciencia debe ser capaz de hablar también por quien aún no tiene voz o no puede expresarse».
«La meta de los cristianos, por lo tanto, es también ésta: dar voz incluso a quien no tiene voz electoral, ni poder económico, pero que tiene la misma dignidad que cada uno de nosotros», sintetizó.
En el turno de preguntas de los periodistas presentes, el arzobispo Sgreccia advirtió de la tendencia a la falta de reconocimiento de la objeción de conciencia, y si bien ésta «no remedia todo», sino que más bien es un acto personal, exhortó a que «se proteja como libertad de la persona».
Entre los objetivos del Congreso Internacional, pues, se persigue una reflexión sobre el fundamento ético y jurídico de la objeción de conciencia ante acciones que violan el derecho a la vida.
Los trabajos del encuentro considerarán los aspectos más significativos del tema desde la perspectiva moral, teológica, jurídica, política y profesional, a fin de contribuir a delinear un marco completo sobre el verdadero significado de la conciencia y su papel en elecciones complejas como las del ámbito de la vida humana.
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