CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 21 febrero 2007 (ZENIT.org ).- Cercanía, fraternidad y reconocimiento de su amor por Jesucristo y la Iglesia: es lo que transmite Benedicto XVI en una carta a monseñor Wielgus, quien tuvo que renunciar como arzobispo de Varsovia por colaboracionismo con el antiguo régimen comunista de Polonia.
Este miércoles la Sala de Prensa de la Santa Sede difundió la misiva papal, junto a un comunicado del Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Polaca.
El Nuncio Apostólico de Polonia dio a conocer tal carta -explica el comunicado- en la que el Santo Padre aprecia el gesto de dimisión de monseñor Wielgus y agradece su actitud humilde y desapego de los cargos, al tiempo que le expresa su solidaridad en el momento del sufrimiento.
Después de su nombramiento como arzobispo de Varsovia, monseñor Wielgus, acusado de haber colaborado con los servicios secretos del pasado régimen comunista del país, aceptó tal implicación y renunció a la sede primada polaca.
Monseñor Wielgus reconoció este colaboracionismo después de que el 5 de enero se publicara una declaración de la Comisión Histórica Eclesiástica de Polonia en la que se confirma la relación del entonces joven sacerdote con la «Sluzba Bezpieczenstwa».
La Comisión aclaró que, en virtud de los documentos del Instituto de la Memoria Nacional analizados, no se podía afirmar que esta colaboración tuviera consecuencias para personas o instituciones. Este tipo de colaboración estaba prohibida por el episcopado.
El día previsto para su solemne ingreso en la catedral de Varsovia como arzobispo metropolita –el pasado 7 de enero-, se confirmó que el Papa aceptaba la renuncia de monseñor Stanislaw Wielgus a la citada sede.
El 8 de enero monseñor Wielgus escribió al Santo Padre, según se desprende de la carta papal, fechada por su parte el 12 de febrero.
Benedicto XVI alude a la «preciosa carta» que le escribió el prelado polaco y le agradece la confianza con la que le abrió su alma, «mostrando el doloroso sufrimiento de su corazón durante toda su vida de sacerdote y obispo, hasta la renuncia del encargo como arzobispo de Varsovia».
Igualmente se hace espiritualmente cercano al arzobispo Wielgus, partícipe en sus sufrimientos y le asegura su fraterna compresión.
«Soy plenamente consciente –le escribe Benedicto XVI refiriéndose al pasado- de las excepcionales circunstancias en las que usted desarrollaba su servicio, cuando el régimen comunista en Polonia usaba todos los medios para sofocar las libertades de los ciudadanos y de manera especial del clero».
Que el prelado polaco, «consciente de que la situación creada no le permite iniciar el servicio episcopal con la indispensable autoridad», presentara su dimisión, es un acto en el que el Papa percibe «claramente» «una profunda sensibilidad por el bien de la Iglesia de Varsovia y de la de Polonia, y también su humildad y desapego de los cargos».
El Santo Padre refuerza, en su misiva, las cualidades y trayectoria de monseñor Wielgus, quien como Rector de la Universidad en Lublin y como Obispo de Plock «ha dado prueba de la gran piedad y del profundo amor por Jesucristo y por la Iglesia».
Y le alienta a que «reanude de nuevo su actividad al servicio de Cristo, en la forma en que sea posible, a fin de que utilice el vasto y profundo conocimiento y piedad sacerdotal por el bien de la amada Iglesia en Polonia».
Benedicto XVI también admite que «la misión episcopal, hoy, como en el pasado, está marcada por el sufrimiento».
Por ello ruega el apoyo de la gracia divina para el arzobispo Wielgus, consciente de que también le serán de ayuda «la amistad de los hermanos obispos y de las personas que le han conocido y estimado».
Miércoles de Ceniza: Jornada de oración y penitencia por el clero polaco
Tras el dramático «caso Wielgus», y constatando las consecuencias aún vivas del régimen totalitario que padeció Polonia, el episcopado del país –reunido en Asamblea extraordinaria el 12 de enero- pidió que este miércoles de Ceniza fuera un día de oración y penitencia por todos los sacerdotes del país (Zenit, 16 enero 2007).
Haciéndose eco de esta iniciativa, el Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Polaca pide con las palabras del Santo Padre –en su saludo a los peregrinos polacos, tras el Ángelus del domingo pasado- «que la oración por la santidad de los sacerdotes llene a todos los fieles del espíritu de perdón, reconciliación y recíproca confianza».
«Los obispos dirigen a todo el clero, personas consagradas, laicos, el llamamiento por la oración y la penitencia», expresa el Consejo.
En la reunión que éste celebró el martes participaron además el primado de Polonia –el cardenal Józef Glem-, el cardenal Stanislaw Dziwisz y el Nuncio Apostólico, monseñor Józef Kowalczyk.
El encuentro se ha dedicado ante todo a la actual situación pastoral y social, y también a la preparación de la Asamblea Plenaria de marzo, en la que participarán también invitados del extranjero.
Asimismo los miembros de este Consejo han sido informados de los trabajos de la Comisión Histórica Eclesial.