Los jóvenes, prioridad para los sacerdotes; asegura el Papa

En una conversación espontánea con presbíteros de sus diócesis

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CIUDAD DEL VATICANO, jueves, 22 febrero 2007 (ZENIT.org).- En una conversación espontánea con los sacerdotes de la diócesis de Roma, Benedicto XVI les exhortó este jueves ha hacer de la atención a los jóvenes una prioridad.

«La juventud tiene que ser verdaderamente una prioridad de nuestro trabajo pastoral, pues vive en un mundo alejado de Dios», reconoció al responder espontáneamente a las preguntas de los presbíteros.

«Encontrar en nuestro contexto cultural el encuentro con Cristo, la vida cristiana y la vida de la fe es muy difícil», subrayó.

Y añadió: «Los jóvenes tienen necesidad de mucho acompañamiento para poder realmente encontrar este camino».

En definitiva, explicó, es necesario dar a entender a los jóvenes que Cristo no es un «gran profeta». En él, vemos «el Rostro de Dios», el Rostro del perdón y del amor.

Al responder a las preguntas de nueve sacerdotes, el Papa habló sobre la importancia de las peregrinaciones, la oración litúrgica y la adoración eucarística; la transmisión de la fe, el ecumenismo, los movimientos eclesiales, el equilibrio entre vida espiritual y pastoral, el valor de la reparación eucarística ante los robos sacrílegos y las sectas satánicas, la unidad de la fe y el pluralismo en la Teología.

En respuesta a una de las preguntas, confirmó que la Iglesia es ante todo una realidad espiritual.

«La Iglesia no es una gran estructura, uno de esas instituciones supranacionales. La Iglesia, si bien es cuerpo, es cuerpo de Cristo y, por tanto, un cuerpo espiritual, como dice san Pablo».

«No es un cuerpo administrativo, no es un cuerpo de poder –recalcó–. No es tampoco una agencia social, aunque haga un trabajo social, sino un cuerpo espiritual».

No faltaron momentos de sonrisas y bromas, como cuando el Papa afrontó la necesidad lograr un equilibrio personal entre la dimensión espiritual y pastoral del sacerdote.

«Los evangelios dicen: de día trabajaba, de noche estaba en el monte con el Padre y rezaba. Yo tengo que confesar mi debilidad, pues de noche no puedo rezar, querría dormir por la noche».

Los sacerdotes le interrumpieron con un sonoro aplauso.

«Si embargo –añadió el Papa– es necesario realmente ofrecer algo del tiempo libre al Señor».

En el saludo introductorio el cardenal Camillo Ruini, obispo vicario de la diócesis de Roma, subrayó la importancia de esta cita, tradicional en este pontificado, en la que los sacerdotes de Roma pueden presentar libremente al Papa «sus preguntas, esperanzas y dificultades».

Dado que las respuestas espontáneas del Papa fueron amplias y espontáneas, posteriormente la Oficina de Prensa de la Santa Sede publicará su transcripción íntegra.

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ZENIT Staff

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