El «motu proprio» no restablecerá ninguna fórmula antisemita

El sábado se publicará el documento sobre el misal preconciliar

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CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 6 julio 2007 (ZENIT.org).- La carta apostólica de Benedicto XVI en forma de «motu proprio» que será publicada este sábado sobre el uso de la liturgia romana anterior a la reforma de 1970 no restablece la fórmula de la antigua oración por el pueblo judío.

Algunos medios de comunicación han afirmado erróneamente que el documento del Papa, que llevará por título «Summorum Pontificum», sería antisemita pues restablecería la oración del Viernes Santo que decía: «oremos por los pérfidos judíos» («Oremus et pro perfidis Judæis».

Esta expresión fue suprimida por Juan XXIII con una carta de la Sagrada Congregación de los Ritos, del 19 de marzo de 1959. A partir de entonces, la liturgia invitaba a rezar «por los judíos», eliminando todo adjetivo.
<br>Otra carta del 27 de noviembre de 1959 de la Sagrada Congregación de los Ritos modificaba también las fórmulas del Ritual Romano relativas al Bautismo, suprimiendo en el caso de catecúmenos que procedían del judaísmo la frase: «Horresce Judaicam perfidiam, respue Hebraicam superstitionem» («Repudia la infidelidad hebrea, rechaza la superstición judía»).

Con la misma variación se suprimieron también análogas fórmulas para quien procedía del islam o de otras sectas heréticas.

El misal para el que el «motu proprio» pretende ofrecer amplias facultades de uso fue promulgado con el «motu proprio» «Rubricarum Instructum» de Juan XXIII, el 23 de junio 1962 y por tanto no tiene nada de antisemita.

La expresión «oremus et pro perfidis Judaeis», traducida del latín significa etimológicamente «recemos también por los judíos que no son fieles a nuestra fe», pero en los idiomas vernáculos el adjetivo asumió un sentido ofensivo, que podía promover resentimientos antisemitas.

Juan XXIII también cambió el resto de la oración del Viernes Santo, que decía en latín: «Oremus et pro perfidis Judaeis: Ut Deus et Dominus noster auferat velamen de cordibus eorum ut et ipsi agnoscent Jesum Christum Dominum nostrum», es decir: «Recemos también por los pérfidos judíos para que Dios Nuestro Señor levante el velo que cubre sus corazones para que puedan también reconocer a Jesucristo, nuestro Señor».

El primer Viernes Santo tras su elección como Papa, el 27 de marzo de 1959, Juan XXIII suprimió totalmente la expresión y lo hizo saber a las parroquias con una circular del Vicariato de Roma, la diócesis de los Papas, del 21 de marzo. Desde entonces se diría: «Recemos por los judíos».

El mismo Juan XXIII subrayó la importancia de esta decisión el Viernes Santo de 1963. En la celebración, por error, alguien leyó el antiguo texto. El Papa interrumpió la liturgia y ordenó que las grandes invocaciones litúrgicas, los improperios, recomenzaran desde el inicio siguiendo el nuevo texto.

Hoy, la gran intercesión de la liturgia de la Pasión, el Viernes Santo, dice según el misal adoptado en 1969, que entró en vigor en 1970, bajo Pablo VI: «Recemos por los judíos a quienes Dios habló en primer lugar: para que progresen en el amor de su Nombre y en la fidelidad a su alianza».

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ZENIT Staff

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