ROMA, domingo, 8 julio 2007 (ZENIT.org).- El número de refugiados subió el año pasado por primera vez desde 2002, según los datos hechos públicos por Naciones Unidas el 19 de junio. La información se ha incluido en el informe “Tendencias Globales 2006”, de la Oficina del Alto Comisionado para los Refugiados de las Naciones Unidas (ACNUR).

El informe se ha publicado con ocasión del Día Mundial del Refugiado, designado por las Naciones Unidas para el 20 de junio. El Alto Comisionado para los Refugiados, que fue primer ministro de Portugal, António Guterres, comentaba que los números seguirán subiendo en 2007.

En una entrevista publicada por la agencia de noticias Reuters el 20 de junio, Guterres explicaba que el aumento del número de refugiados el año pasado hasta los 9,9 millones se ha debido a la combinación de crisis en Oriente Medio, el Cuerno de África, Burundi y la República Democrática del Congo.

“Tengo muchísima preocupación por cómo están yendo las cosas para los refugiados en muchas partes del mundo”, afirmaba Guterres. Además –añadía- en muchos casos la comunidad internacional no tiene capacidad para ayudarles.

Un rápido vistazo al informe revela que la cifra de 10 millones es solamente una parte del problema. La introducción explica que el informe cubre sólo a la población respecto a la cual ACNUR tiene mandato, dejando fuera, por ejemplo, a grupos como los 4,3 millones de palestinos refugiados -que caen bajo la competencia de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos en Oriente Próximo-.

De hecho, el informe habla de no menos de 32,9 millones de personas que entran en el grupo denominado: “personas que preocupan a ACNUR en 2006”. Se trata de un marcado incremento sobre las cifras de 2005, cuando se calculaba este grupo en 21 millones.

La causa más importante de este notable aumento del pasado año ha sido el incremento en el número de personas desplazadas en el interior de sus propios países. A finales de 2006, un total de 12,8 millones de personas desplazadas en su propio país recibieron alguna forma de asistencia humanitaria a través de ACNUR. Los países con mayor número de estas personas son Colombia, Irak, Líbano y Sri Lanka.

El informe también explicaba que ha habido un significativo aumento en el número de personas sin país, que se calcula en 5,8 millones en 2006, por encima de los 2,4 del 2005. Pero, según el informe, ni siquiera esta cifra refleja plenamente la magnitud del fenómeno de las personas sin país. ACNUR observaba que muchas personas sin país ni siquiera están identificadas y que los datos estadísticos del número de estas personas en muchos casos ni siquiera están disponibles.

Cambio de tendencia

En el caso de los 9,9 millones de refugiados estimados a finales de 2006, el informe observaba que, desde el año 2000, las cifras habían bajado, descendiendo por debajo de los 8,7 millones a principios de 2006. Uno de los principales factores en el aumento durante 2006 ha sido el éxodo de 1,2 millones de iraquíes, que abandonaron su país para refugiarse en Jordania y Siria.

La imagen del último año no ha sido del todo negativa. ACNUR informó de que tuvo lugar un gran descenso en el número de refugiados en algunas regiones de África, principalmente debido a las repatriaciones voluntarias a Liberia y Angola. También ha habido una reducción de casi 100.000 refugiados en Alemania, y alrededor de 37.000 refugiados en Serbia obtuvieron la ciudadanía.

Cuando se trata de países que acogen a un gran número de refugiados, Pakistán se encuentra en el primer lugar, seguido de Irán. Ambas naciones suman el 20% de la cifra total. Aunque durante 2006 se estima que 387.000 afganos volvieron a su país, las cifras oficiales de refugiados en Pakistán e Irán apenas variaron, puesto que la mayoría de los que regresaron a su hogar no formaban parte de la población registrada de refugiados.

Otros países que sostienen a un gran número de refugiados incluyen a los Estados Unidos, con unos 844.000 refugiados en 2006. Siria tenía 702.000 y Alemania, 605.000. El año pasado Jordania entró en el grupo de los diez principales países, con unos 500.000 refugiados iraquíes.

En términos del país de origen de los refugiados, Afganistán sigue ocupando el primer lugar, con cerca de 2,1 millones a finales de 2006, repartidos por no menos de 71 países. Irak ha sido el segundo, con 1,5 millones. A continuación está Sudán, con 686.000 de sus nacionales fuera del país. Los otros tres países son Somalia, la República Democrática del Congo y Burundi sumando cerca de 1,2 millones de refugiados.

Durante el año 2006 cerca de 734.000 refugiados se repatriaron de forma voluntaria, un tercio menos que en 2005, que tuvo un total de 1,1 millones de personas que volvieron a su país. Según el informe, se estima que han vuelto a su hogar 11,6 millones de refugiados durante los últimos 10 años.

El año pasado, además, un total de 71.700 refugiados fueron admitidos por 15 países de reasentamiento. El principal país fue EE. UU., que aceptó 41.300 refugiados, seguido de Australia, con 13.400, y Canadá, con 10.700. La cifra total de los reasentados fue un 11% menor que la de 2005. Algunos refugiados también fueron capaces de lograr la ciudadanía del país que les aceptó originalmente, por ejemplo, 98.500 en los Estados Unidos.

Mostrar el amor evangélico

El Día Mundial del Refugiado de las Naciones Unidas, el 20 de junio, coincidió con la audiencia papal del miércoles. Al final de su discurso Benedicto XVI se refirió a la cuestión y pidió hospitalidad para los refugiados en nombre de la solidaridad humana.

Desde una perspectiva cristiana, continuó el pontífice, acoger a los refugiados es una forma de poder mostrar nuestro amor evangélico. “Deseo de corazón que a estos hermanos y hermanas nuestros, duramente probados por el sufrimiento, se les garantice el asilo y el reconocimiento de sus derechos, e invito a los responsables de las naciones a ofrecer protección a cuantos se hallan en tan delicadas situaciones de necesidad”, concluía el Papa.

La Iglesia también dedica un día a recordar a los refugiados y a los emigrantes en general. El mensaje del Papa para la Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiado de este año, que se celebró el 14 de enero, se centró en la situación de las familias.

La Sagrada Familia de Nazaret, comentaba el Pontífice, se vio forzada a huir a Egipto poco después del nacimiento de Jesús. Su experiencia nos puede ayudar a entender las dolorosas dificultades de todos los emigrantes, pero especialmente la experiencia de los refugiados, añadió.

Es necesario reconocer el valor de la familia para quienes son emigrantes y refugiados, insistía Benedicto XVI en su mensaje. Además de su defensa de los emigrantes, la Iglesia también ofrece su ayuda a través de instituciones y centros de caridad.

El Papa mencionó las dificultades de los refugiados, que sufren graves problemas para mantener sus familias intactas o para reunir a sus miembros tras la separación. Además, continuó, los refugiados también sufren en ocasiones traumas o estrés emocional, y las condiciones de vida en los campos donde están desplazados suelen ser difíciles. Benedicto XVI también comentaba que las mujeres y niños refugiados se enfrentan al riesgo añadido de explotación sexual.

“Además de prestar asistencia capaz de aliviar las heridas del corazón, (que la presencia pastoral) ofrezca por parte de la comunidad cristiana un apoyo capaz de restablecer la cultura del respeto y redescubrir el verdadero valor del amor”, recomendaba el Papa. “Es necesario, en fin, comprometerse para garantizar los derechos y la dignidad de las familias, y asegurarles un alojamiento conforme a sus exigencias”, añadió.

El Papa también recomendaba que los refugiados “cultiven una actitud abierta y positiva hacia la sociedad que les acoge, manteniendo una disponibilidad activa a las propuestas de participación para construir juntos una comunidad integrada, que sea ‘casa común’ de todos”. Una comunidad llamada a aceptar un número en constante aumento de emigrantes y refugiados.

Por el padre John Flynn, L. C.