LORENZAGO DI CADORE, jueves, 26 julio 2007 (ZENIT.org).- Benedicto XVI dio las gracias este jueves por la acogida que ha recibido en las localidades de los Dolomitas del norte de Italia, donde ha transcurrido este año sus vacaciones que concluirán este viernes.
Antes de hacer las maletas de regreso, el Papa quiso despedirse de las autoridades civiles de la zona de Cadore y de las fuerzas de seguridad que en estos días han garantizado la serenidad a su alrededor.
«Al final de estas dos semanas pasadas aquí, en la bella tierra de los Dolomitas, sólo os puedo decir de todo corazón gracias a todos vosotros, a cada uno, por vuestro servicio y empeño», confesó.
En el encuentro, participaron los alcaldes de 22 pueblos que forman la comunidad de Cadore, donde se encuentra Lorenzago, localidad que alberga la casa en la que el pontífice ha pasado estos días desde el 9 de julio.
«Vuestra presencia silenciosa, discreta y competente, de día y de noche, me ha dado la posibilidad de vivir un tiempo de descanso inolvidable, descanso del cuerpo y del alma», añadió.
«Aquí estamos rodeados de esta bondad divina, visible en la belleza de la montaña. Pero durante todo este tiempo he estado rodeado sobre todo de la bondad humana, de vuestra bondad, que me ha acompañado siempre», aseguró.
«Habéis sido para mi ángeles guardianes, invisibles, silenciosos, pero siempre presentes, a disposición, y en mi memoria queda el recuerdo de vuestra presencia en todos estos días», concluyó.
Benedicto XVI regresará este viernes por la tarde a la residencia pontificia de Castel Gandolfo, donde cumplirá con sus compromisos ordinarios hasta el final del verano, interrumpiendo su estancia con una visita pastoral a Austria y dos a Italia.