MADRID, martes, 31 julio 2007 (ZENIT.org).- Publicamos el mensaje que dirige a los navarros monseñor Francisco Pérez González este martes, en el momento de hacerse público su nombramiento pontificio como arzobispo de Pamplona y Obispo de Tudela (España) (www.iglesianavarra.org).
Con este nombramiento, Benedicto XVI acepta la renuncia al gobierno pastoral de las citadas circunscripciones eclesiásticas presentada –por razón de edad, según establece la norma canónica- por monseñor Fernando Sebastián Aguilar, de 77 años.
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Mensaje a los Navarros
de
monseñor Francisco Pérez González
(Arzobispo electo de Pamplona y Obispo electo de Tudela)
Queridos diocesanos de Navarra:
Nada más ser nombrado vuestro Obispo por el Santo Padre Benedicto XVI, quiero dirigirme a todos los navarros manifestándoos mi disponibilidad y servicio en nombre de Jesucristo y de su evangelio. No voy a vosotros con pretensiones especiales, sino que voy como un humilde servidor para llevaros el don más grande que tenemos los humanos: el Amor de Cristo y de su Iglesia. Falsearía mi servicio si fuera en mi nombre; voy en nombre de Jesucristo al que quiero amar con toda mi alma y desde quien os podré acompañar, ayudar, animar, alentar, aliviar y, en solidaridad, vivir vuestras preocupaciones y alegrías. Y voy también en nombre de la Iglesia a la que quiero con pasión, como se quiere a una madre, consciente de que mi misión será la de llevaros todas las gracias y dones que en ella se contienen. Me siento pequeño y pobre, pero al mismo tiempo rico porque estoy seguro de que Dios nos ama y de que, como buen Padre, está siempre abierto al perdón y a la misericordia. En él pongo todos nuestros afanes.
Voy a suceder a Mons. Fernando Sebastián, que durante catorce años ha desarrollado una labor pastoral importantísima en medio de vosotros. Su testimonio, su celo y su entrega serán para mí un estímulo en la nueva misión que Cristo me encomienda en nombre de la Iglesia. Muy agradecidos hemos de estar todos a D. Fernando a quien, cariñosamente, así llamáis. Quiero decirle que estas tierras de Navarra siempre serán brazos abiertos para lo que necesite. También quiero recordar a Mons. José María Cirarda quien, desde su retiro, estoy seguro que reza y pide mucho por todos nosotros.
A todos los fieles cristianos y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad que vivís en esa hermosa tierra de Navarra y que tantos santos ha dado a la Iglesia, os abrazo con todo mi afecto. Voy a vosotros desde otra Iglesia particular y personal a la que he servido y pastoreado durante casi cuatro años. Quiero agradecer al ámbito militar y a los cuerpos de la Seguridad del Estado su entrega en favor de la paz y armonía social.
Mi misión es la de llevaros el amor de Cristo, lo mismo que he intentado realizar en las Diócesis precedentes. El lema de mi episcopado se fundamenta en la oración de Cristo al Padre: “Padre que todos sean uno para que el mundo crea”. En la unidad y para la unidad quiero vivir y siempre en comunión con el Papa y mis hermanos Obispos. No tengo otra divisa ni otra motivación; ésta es la única que me atrae y me urge para que Dios sea glorificado, adorado y amado siempre en medio de nosotros.
Ruego a Santa María la Real de la Catedral de Pamplona, a nuestros patronos San Fermín y San Francisco de Javier, a Santa Ana y San Agustín en Tudela y a todos los santos que veneráis en Navarra que nos protejan del mal, nos ayuden a vivir con pasión la santidad, como hicieron ellos, y a gozar de una fraternidad llena de paz y alegría.
Con mi bendición para todos y cada una de vuestras familias. Vuestro amigo y hermano,
+ Francisco Pérez González
Arzobispo electo de Pamplona y Obispo electo de Tudela