VIENA, viernes, 7 septiembre 2007 (ZENIT.org).- Benedicto XVI considera que el aborto es una «profunda herida social» en la Europa de hoy.
En su discurso del viernes por la tarde, en la espléndida residencia imperial de Hofburg, durante el encuentro con los dirigentes políticos austriacos y con el Cuerpo Diplomático, el Santo Padre hizo un llamamiento a la defensa de los derechos humanos.
«El derecho humano fundamental, el presupuesto para todos los demás derechos, es el derecho a la vida misma», aclaró el pontífice ante buena parte de los miembros del parlamento austriaco y del mundo de la cultura.
«Esto debe aplicarse a la vida desde la concepción hasta su ocaso natural. El aborto, por tanto, no puede ser un derecho humano, es su contrario».
«Es una “profunda herida social”», dijo, recordando una famosa expresión del cardenal Franz König, difunto arzobispo de Viena.
«Al decir esto, no expreso un interés específicamente eclesial –reconoció–. Más bien, me hago abogado de una petición profundamente humana y me siento portavoz de los que todavía no han nacido y no tienen voz».
«No cierro los ojos antes los problemas y los conflictos de muchas mujeres –aseguró– y me doy cuenta de que la credibilidad de nuestro mensaje depende también de lo que hace la Iglesia misma para ayudar a las mujeres afectadas».
«Hago un llamamiento por tanto a los responsables de la política para que no permitan que los hijos sean considerados como casos de enfermedad ni que se quite la calificación de injusticia atribuida en vuestro sistema jurídico al aborto», aclaró.
El Papa hizo también referencia a la «ayuda activa a morir».
«Es de temer que un día pueda ejercerse una presión no declarada o incuso explícita a personas gravemente enfermas o ancianas para que pidan la muerte o se la impongan por su cuenta», advirtió.