CASTEL GANDOLFO, lunes, 17 septiembre 2007 (ZENIT.org).- Benedicto XVI considera que la Iglesia tiene una contribución decisiva que ofrecer a la sociedad democrática pluralista.
Por este motivo ha dado su apoyo al «diálogo estructurado» que han emprendido la Iglesia católica y el gobierno en la verde República de Irlanda.
Lo hizo este sábado en el discurso que entregó a Noel Fahey (Dublín, 1946), nuevo embajador de Irlanda ante la Santa Sede (precedentemente ha sido embajador en Estados Unidos), con motivo de la presentación de las cartas credenciales.
«En años recientes, Irlanda ha disfrutado de un crecimiento económico sin precedentes –reconoció el Papa en su discurso–. Esta prosperidad ha traído sin duda confort material a muchos, pero tras su estela el secularismo ha comenzado ha penetrar y dejar huella».
«En el telón de fondo de estos desarrollos, me ha alegrado recibir la noticia del reciente lanzamiento de un “diálogo estructurado” entre la Iglesia y el gobierno. Aplaudo la iniciativa», reconoció.
«Algunos podrían preguntarse si la Iglesia tiene el derecho de ofrecer su contribución al gobierno de una nación. En una sociedad democrática pluralista, ¿la fe y la religión no deberían quedar confinadas en la esfera privada?», preguntó
En su respuesta, consideró que «el histórico alzamiento de los regímenes totalitarios, del escepticismo contemporáneo ante la retórica política, y a una creciente preocupación por la falta de puntos de referencia éticos que reglamenten los recientes progresos científicos –basta pensar en el sector de la bioingeniería– son síntomas de las imperfecciones y límites encontradas tanto por los individuos como por la sociedad».
«El reconocimiento de estas imperfecciones indica la importancia de un redescubrimiento de los principios éticos y morales y la necesidad de que éstos reconozcan los límites de la razón y comprendan su relación esencial de complementariedad con la fe y la religión».
«La Iglesia, al expresar la verdad revelada, sirve a todos los miembros de la sociedad iluminado con el fundamento de la moral y purificando la razón, asegurando que ésta permanezca abierta a la consideración de las verdades últimas, buscando la sabiduría».
«En vez de amenazar la tolerancia de las diferencias o la pluralidad cultural, o en vez de usurpar el papel del Estado, una contribución de este tipo ilumina la verdad que hace posible el consenso y mantiene el debate público racional, honesto y responsable», indicó.
«Cuando la verdad es descuidada, el relativismo toma su puesto: en vez de ser gobernadas por principios, la decisiones políticas quedan cada vez más determinadas por la opinión pública, los valores quedan ofuscados por los procedimientos, y las categorías del bien y del mal, de lo justo y de lo equivocado dejan espacio al cálculo pragmático de la ventaja o la desventaja».
Benedicto XVI reconoció que el proceso de paz en Irlanda del Norte ha sido «un compromiso largo y arduo».
«Al final se da la esperanza de que traiga frutos duraderos. Se ha alcanzado la paz a través de un apoyo internacional extendido, de la determinación política por parte de los gobiernos irlandés y británicos, y de la disponibilidad de individuos y comunidades para abrazar la sublime capacidad humana de perdonar», reconoció.
«Rezo fervientemente para que la paz, que ya ha traído renovación al norte, inspire a los líderes políticos y religiosos en otras zonas afectadas de nuestro mundo a reconocer que sólo con perdón, reconciliación y mutuo respeto puede construir la paz duradera», concluyó el Papa.