APARECIDA, sábado, 22 septiembre 2007 (ZENIT.org).- Publicamos la declaración firmada por el arzobispo de Aparecida y presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), monseñor Raymundo Damasceno Assis, en la que aclara cómo se realizaron algunos cambios de redacción en el Documento de Aparecida.
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Un diario brasileño, con amplia repercusión en la prensa de otros países, publicó una noticia desconcertante. Afirmó que “el documento votado en mayo por la 5ª Conferencia General del Episcopado de América Latina y del Caribe fue adulterado por la Presidencia del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) antes de ser entregado al Papa.” En el mismo artículo afirma que el texto “divulgado por el Vaticano con la aprobación de Benedicto XVI contiene más de 200 enmiendas hechas por el cardenal chileno Francisco Javier Errázuriz Ossa y por el obispo argentino Andrés Stanovnik, respectivamente presidente y secretario general del Celam de ese entonces”.
La actual presidencia del Celam consideró, desde el primer momento, que la noticia divulgaba afirmaciones erradas, con las cuales difamaba a la presidencia anterior del Celam, que se distinguió siempre por su honestidad, su transparencia y su espíritu de comunión. Después de haber estudiado cuidadosamente el camino del Documento Conclusivo, puede dar fe, a ciencia cierta, de lo siguiente:
1. Después de su aprobación en Aparecida el día 31 de mayo, el Documento Conclusivo fue entregado a la Secretaría General del Celam para la revisión usual en este tipo de documentos. Mons. Stanovnik da testimonio de que ella consistió en corregir fallas de digitación; errores gramaticales, de ortografía y puntuación; en mejorar el estilo y en ubicar adecuadamente varios párrafos que estaban fuera de lugar, como también en homogenizar la numeración de los párrafos, dándoles a algunos una letra como subdivisión de un número; en corregir errores en las citaciones al pie de página, y en mejorar la redacción confusa de algún número.
2. Esta revisión gramatical y estilística del Documento Conclusivo la realizó la Secretaría General, sin alterar el contenido de ningún párrafo del texto aprobado por la Asamblea. Su intención y su deber era respetar íntegramente dicho texto, consciente, además, de no tener atribución alguna para modificarlo.
3. El Documento Conclusivo le fue entregado al Santo Padre el día 11 de junio en Roma por los tres Presidentes de la Vª Conferencia General. Ese 11 de junio los tres Presidentes de la Conferencia de Aparecida cesaron en sus funciones.
4. Los Sínodos de los Obispos y las Conferencias Generales del Episcopado trabajan en comunión con el Santo Padre: “cum petro et sub petro”. Por eso, le entregan a él sus conclusiones de modo que el Papa las apruebe o autorice su publicación. El Documento Conclusivo, conforme a la práctica habitual de la Curia Romana, fue distribuido a los diversos Dicasterios. Así los Dicasterios podían proponer precisiones que eviten ambigüedades, como también la citación de algún documento importante que trate la misma materia.
5. En general, los diversos retoques que recibió el texto del Documento, aunque numerosos, no cambiaron el espíritu del Documento, tampoco el significado original de sus reflexiones teológicas ni de sus orientaciones pastorales. Hicieron más clara y más precisa una redacción que fue concluida bajo la presión del tiempo disponible. Se ha mejorado la lectura y la comprensión del texto, sin modificar su sentido.
6. Una mención especial debe hacerse de los párrafos acerca de las Comunidades Eclesiales de Base. Ya en el aula surgió una duda acerca de su aprobación, cuando se quiso reponer el texto de la redacción anterior. Según los peritos consultados en Roma, el número de los votos obtenidos no alcanzó para su aprobación. En efecto, el artículo 7, 2 del Reglamento de la Conferencia General estipula que “para aprobar los textos conclusivos, se requieren las dos terceras partes de los votos válidos de los votantes presentes”, cantidad que los mencionados párrafos no obtuvieron.
7. Ello no obstante, la Comisión Pontificia para América Latina consideró que no se podía perder todo el rico contenido de dichos párrafos. Interpretando la intención de la Asamblea, estimó que le habría dado dos tercios de los votos a los párrafos correspondientes, si éstos hubieran sido levemente modificados, y si hubiera aparecido con claridad la continuidad con el Documento de Puebla. Así le propuso al Santo Padre que los incluyera en el Documento Conclusivo.
Como puede comprobarse, las acusaciones hechas a la Presidencia anterior del Celam, particularmente a su presidente y secretario, son gratuitas e injustas. Es más, son ofensivas y difamatorias.
Gracias a Dios, quienes estudian el Documento Conclusivo de Aparecida no reparan en los rumores difundidos, tan contrarios al espíritu de comunión de la Asamblea. Lo acogen con mucha gratitud, como fruto de una hora de gracias de nuestra Iglesia en América Latina y el Caribe, como invitación a rezar y a colaborar con el Espíritu Santo, para que nuestra Iglesia discípula y misionera, experimente el fuego de Pentecostés y sea fuente de vida en Cristo para nuestros pueblos.
+ Raymundo Damasceno Assis
Arzobispo de Aparecida, Brasil
Presidente del CELAM
18 de septiembre de 2007
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Sep 22, 2007 00:00