CARACAS, martes, 25 septiembre 2007 (ZENIT.org).- «La iglesia es el pueblo de Dios y el pueblo de la paz, y los obispos somos constructores de paz, así debe ser cada uno de los cristianos, el pueblo de la paz, y todos nosotros somos constructores de paz».
Así se expresó el cardenal Jorge Urosa Savino, según informa la Arquidiócesis de Caracas, durante la celebración de las bodas de plata de su ordenación episcopal, en el Parque Naciones Unidas de esta ciudad, el 22 de septiembre, acompañado por la feligresía caraqueña y las autoridades eclesiásticas del país.
El purpurado afirmó: los obispos «no somos operadores políticos, ni tenemos parcialidad política, ni tenemos intereses políticos». «Nuestro interés es que haya paz, prosperidad, armonía, justicia y libertad en todos los rincones de Venezuela», dijo mientras recibía el aplauso de los asistentes.
Antes de la celebración eucarística, el arzobispo de Caracas fue abordado por la prensa y se mostró preocupado por el escaso interés de la población venezolana en conocer los contenidos de la reforma constitucional presentada por el presidente Hugo Chávez.
Por ello estimó necesario sugerirle a la población tomar parte de forma activa en el proceso de discusión, debido a que esta reforma planteada es «sumamente importante para el futuro de todos los venezolanos».
Exhortó a que «se estudie y debata» la propuesta presidencial. «Lo importante es que todo el mundo se faje a leer, a estudiar», dijo a los periodistas.
El cardenal saludó con amplia gratitud la asistencia de la feligresía católica en su fecha de ordenación episcopal; pero al mismo tiempo lanzó dos retos: la vitalidad y la unidad de la iglesia.
«Se trata de vivir a fondo la gloriosa condición cristiana que han puesto de relieve el Concilio Plenario de Venezuela y la quinta conferencia del Episcopado Latinoamericano, realizada en Aparecida, Brasil, porque estamos llamados a ser discípulos y misioneros de Jesucristo», indicó.
En cuanto a la vitalidad eclesial, el arzobispo de Caracas llamó a transitar los senderos de las distintas comunidades, con alegría y entusiasmo, para llevar el mensaje de Jesucristo y su palabra de salvación, viviendo «la opción preferencial por los pobres, que se practica con una vida fraterna, solidaria y fortalecida con la acción social».
Así mismo, llamó a construir una iglesia que viva la caridad y practique las virtudes cristianas. «Una iglesia que ore, que vaya creciendo, que tenga más movimientos apostólicos, más seminarista y con una mejor formación sacerdotal, es una iglesia que aunque ya existe, debemos ir construyendo y fortaleciendo», explicó.
El purpurado mencionó la necesidad de vivir la unidad eclesial, la comunión en todas las instancias de la iglesia a semejanza del planteamiento de Jesucristo: «Que todos sean uno para que el mundo crea», citó.
Convocó a superar las diferencias en todas las estructuras sacerdotales, religiosas y laicales, para trabajar y vivir en fraternidad «como un solo cuerpo compacto en Jesucristo; unidos al papa y los obispos, que son los legítimos pastores de la iglesia católica en Venezuela, no hay otro», señaló.
Monseñor Joseph Spitieri, consejero de la Nunciatura Apostólica en Venezuela, dio lectura a la carta de felicitación que Benedicto XVI remitió al homenajeado.
«Con dedicación llevaste a cabo el trabajo pastoral a favor de tu comunidad caraqueña para que los fieles gozaran una mayor atención, y así recibieran abundantes gracias espirituales en su vida diaria», escribe el Santo Padre.
Y añade que «al acercarse esta especial memoria y celebración de tu episcopado, en unión de tus Obispos Auxiliares, los Presbíteros y fieles, queremos manifestarte de todos corazón nuestras felicitaciones».
La homilía correspondió a monseñor César Ramón Ortega Herrera, obispo de la diócesis de Barcelona, quien leyó un intenso discurso en homenaje a los XXV aniversario de la ordenación episcopal del cardenal Urosa.