CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 28 septiembre 2007 (ZENIT.org).- La Santa Sede invita a tomar conciencia de que cristianos y musulmanes están llamados a promover juntos una cultura de la paz.
Vehículo de esta exhortación es el mensaje anual que, con motivo del final del Ramadán, el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso ha difundido en veintidós idiomas este viernes.
Firmado por el recién nombrado presidente del dicasterio, el cardenal Jean-Louis Tauran, y el arzobispo Pier Luigi Celata –secretario de ese dicasterio–, el texto recalca el papel clave de cristianos y musulmanes en la construcción de la paz en el mundo: continuar y reforzar sus relaciones amistosas para compartir sus específicas riquezas, y vigilar en particular la calidad de su testimonio de creyentes.
El diálogo entre cristianos y musulmanes es de extrema importancia –señala el texto vaticano– para que las nuevas generaciones no formen bloques culturales o religiosos unos contra otros, sino que vivan una auténtica fraternidad en la humanidad.
Para ello hay que respetar las convicciones personales y comunitarias, advierte el citado dicasterio; también la libertad religiosa, «que no puede reducirse a mera libertad de culto», siendo «piedra angular de los derechos humanos».
De hecho, subraya que sólo considerando seriamente la exigencia del respeto de la libertad religiosa se podrá edificar una cultura de paz y solidaridad entre los hombres.
Y sólo así podrán comprometerse todos a rechazar la violencia, «que nunca puede tener motivaciones religiosas porque ofende la imagen de Dios en hombre», puntualiza.
«Todos juntos, miembros de tradiciones religiosas diferentes, estamos llamados a difundir una enseñanza que respete la dignidad de cada persona humana, a difundir un mensaje de amor entre las personas y los pueblos», escribe el purpurado.
«Es más urgente que nunca educar a las jóvenes generaciones en los valores humanos, morales y cívicos fundamentales, imprescindibles tanto para la vida personal, como para la vida común», apremia; «es el bien común de cada sociedad y del mundo en su conjunto lo que está hoy en juego».