SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, sábado, 29 septiembre 2007 (ZENIT.org-El Observador).- Publicamos el artículo que ha escrito monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de la diócesis mexicana de San Cristóbal de Las Casas, con el título «El Evangelio dignifica a los indígenas».
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En Tekax, Yucatán, llevamos a cabo el VII Encuentro Nacional de Laicos Indígenas, con la participación de un centenar de ellos, provenientes de diversas etnias del país. El tema fue: Cristo y las culturas indígenas. El objetivo, elaborado por ellos: Profundizar y compartir la presencia de Cristo en la diversidad cultural para que, como pueblos indígenas, vivamos en el lugar que nos corresponde en la Iglesia universal y en la sociedad.
En mi ponencia, expuse algo que dijimos en el Documento de Aparecida, y que complementa lo que compartí en mi artículo anterior: «El Evangelio llegó a nuestras tierras en medio de un dramático y desigual encuentro de pueblos y culturas. Las ‘semillas del Verbo’, presentes en las culturas autóctonas, facilitaron a nuestros hermanos indígenas encontrar en el Evangelio respuestas vitales a sus aspiraciones más hondas: Cristo era el Salvador que anhelaban silenciosamente. La visitación de Nuestra Señora de Guadalupe fue acontecimiento decisivo para el anuncio y reconocimiento de su Hijo, pedagogía y signo de inculturación de la fe, manifestación y renovado ímpetu misionero de propagación del Evangelio» (No. 4).
Salvo algunos casos como en Panamá y en la región amazónica, todos los indígenas de América Latina han aceptado el mensaje liberador de Cristo Jesús y cada día asumen más su lugar en la Iglesia; sin embargo, «en algunos casos, permanece una mentalidad y una cierta mirada de menor respeto acerca de los indígenas. De modo que, descolonizar las mentes, el conocimiento, recuperar la memoria histórica, fortalecer espacios y relaciones interculturales, son condiciones para la afirmación de la plena ciudadanía de estos pueblos» (No. 96).
JUZGAR
Como lo habíamos dicho desde 1992, en Santo Domingo, los Pastores reconocemos que «los pueblos indígenas cultivan valores humanos de gran significación; valores que la Iglesia defiende... ante la fuerza arrolladora de las estructuras de pecado manifiestas en la sociedad moderna; son poseedores de innumerables riquezas culturales, que están en la base de nuestra identidad actual; y, desde la perspectiva de la fe, estos valores y convicciones son fruto de ‘las semillas del Verbo’, que estaban ya presentes y obraban en sus antepasados» (No. 92). «Actualmente, el pueblo ha enriquecido estos valores ampliamente por la evangelización, y los ha desarrollado en múltiples formas de auténtica religiosidad popular» (No. 93).
«Como discípulos de Jesucristo, encarnado en la vida de todos los pueblos descubrimos y reconocemos desde la fe las ‘semillas del Verbo’ presentes en las tradiciones y culturas de los pueblos indígenas de América Latina. De ellos valoramos su profundo aprecio comunitario por la vida, presente en toda la creación, en la existencia cotidiana y en la milenaria experiencia religiosa, que dinamiza sus culturas, la que llega a su plenitud en la revelación del verdadero rostro de Dios por Jesucristo» (No. 529).
ACTUAR
«Como discípulos y misioneros al servicio de la vida, acompañamos a los pueblos indígenas y originarios en el fortalecimiento de sus identidades y organizaciones propias, la defensa del territorio, una educación intercultural bilingüe y la defensa de sus derechos. Nos comprometemos también a crear conciencia en la sociedad acerca de la realidad indígena y sus valores, a través de los medios de comunicación social y otros espacios de opinión. A partir de los principios del Evangelio apoyamos la denuncia de actitudes contrarias a la vida plena en nuestros pueblos originarios, y nos comprometemos a proseguir la obra de evangelización de los indígenas, así como a procurar los aprendizajes educativos y laborales con las transformaciones culturales que ello implica» (No. 530).
«La Iglesia estará atenta ante los intentos de desarraigar la fe católica de las comunidades indígenas, con lo cual se las dejaría en situación de indefensión y confusión ante los embates de las ideologías y de algunos grupos alienantes, lo que atentaría contra el bien de las mismas comunidades» (No. 531).
+ Felipe Arizmendi Esquivel
Obispo de San Cristóbal de Las Casas
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Sep 29, 2007 00:00