CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 9 noviembre 2007 (ZENIT.org).- Benedicto XVI ha invitado a los universitarios a testimoniar con su vida que es posible la «amistad» entre la inteligencia y la fe.
Fue la consigna que dejó este jueves al recibir en audiencia en el Vaticano a una delegación de la Federación Universitaria Católica Italiana (FUCI) con motivo del 110 aniversario de su nacimiento.
El Papa recordó a los 120 representantes de la asociación el «antiguo y siempre actual carisma» de la FUCI: « el testimonio convincente de la «amistad posible» entre la inteligencia y la fe, que conlleva el esfuerzo incesante de conjugar la madurez en la fe con el crecimiento en el estudio y la adquisición del saber científico».
Recordando una expresión típica de la FUCI: «creer en el estudio», el obispo de Roma preguntó: «¿por qué considerar que quien tiene fe debe renunciar a la búsqueda libre de la verdad y que quien busca libremente la verdad debe renunciar a la fe?»
Respondió que es posible esta armonía entre fe y razón y consideró que los estudios universitarios deben servir precisamente para alcanzar «una auténtica maduración humana, científica y espiritual».
El estudio, aseguró, constituye «una oportunidad providencial para avanzar en el camino de la fe, pues la inteligencia bien cultivada abre el corazón del hombre a la escucha de la voz de Dios, subrayando la importancia del discernimiento y de la humildad».
«Jesús llama a todos sus amigos a modelar su existencia de un modo sobrio y solidario, a establecer relaciones afectivas sinceras y gratuitas con los demás», dijo el Papa a los universitarios.
«A vosotros, jóvenes estudiantes, os pide comprometeros honradamente en el estudio, cultivando un sentido de responsabilidad maduro y un interés compartido por el bien común. Que en los años de la Universidad ofrezcáis un testimonio evangélico convencido y valiente», concluyó.
En su discurso Benedicto XVI citó a algunos miembros históricos de la FUCI, como los beatos Piergiorgio Frassati y Alberto Marvelli, así como a los políticos italianos Aldo Moro y Vittorio Bachelet, «bárbaramente asesinados».
No olvidó tampoco que el Papa Pablo VI, fue «asistente eclesiástico central de la FUCI en los difíciles años del fascismo».