CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 4 noviembre 2007 (ZENIT.org).- «Dos grandes hombres de la Iglesia, lejanos en el tiempo, cercanos en el Espíritu»: así recordó este domingo el Papa a San Carlos Borromeo y a quien vivió bajo su patronato, Juan Pablo II.

«Demos gracias a Dios por la vida y la obra» de ambos, exhortó Benedicto XIV, en polaco, al despedirse de los cincuenta mil fieles que acababan de rezar junto a él el Ángelus.

Y es que la Iglesia este domingo celebra la memoria del santo obispo italiano (1538-1584), patrono de bautismo de Karol Wojtyla (1920-2005).

Carlos Borromeo, arzobispo de Milán, es testimonio de la verdad del evangelio de este domingo, síntesis del encuentro de Jesús con Zaqueo: «el amor, partiendo del corazón de Dios y actuando a través del corazón del hombre, es la fuerza que renueva el mundo», recalcó el Papa.

«Modelo de pastor ejemplar por caridad, doctrina, celo apostólico y sobre todo por la oración»: así describió a San Carlos, quien decía que «las almas se conquistan de rodillas».

«Consagrado obispo con sólo 25 años, puso en práctica el dictado del Concilio de Trento, que imponía a los pastores que residieran en las respectivas diócesis, y se dedicó por completo a la Iglesia ambrosiana», recorriéndola y convocando sínodos, trazó Benedicto XVI

«Fundó seminarios para formar una nueva generación de sacerdotes; construyó hospitales y destinó las riquezas de familia al servicio de los pobres --añadió--; defendió los derechos de la Iglesia contra los poderosos; renovó la vida religiosa e instituyó una nueva Congregación de sacerdotes seculares, los Oblatos».

«Su lema --sintetizó-- consistía en una sola palabra: “Humilitas”»; «la humildad le impulsó, como el Señor Jesús, a renunciar a sí mismo para hacerse siervo de todos».


Tras hacer esta memoria, el Papa encomendó a la intercesión de San Carlos «a todos los obispos del mundo», invocando para ellos la protección de la Virgen María, Madre de la Iglesia.

Y entre fuertes aplausos dirigió su recuerdo a su «venerado predecesor Juan Pablo II, quien llevaba con devoción» el nombre de San Carlos Borromeo. «¡Hoy es el día de su santo!», dijo espontáneamente.

Por Marta Lago

La Iglesia en la República Dominicana se moviliza ante el intento de legalizar el aborto

SANTO DOMINGO, domingo, 4 noviembre 2007 (ZENIT.orgEl Observador).- La Iglesia católica de la República Dominicana ha intensificado su labor de oposición al nuevo Código Penal del país caribeño en el cual –de aceptarse por la Cámara de Diputados– se liberaría el aborto en casos de violación, mal formación del feto o peligro de la salud de la madre..

Tras el vigésimo quinto Encuentro Nacional de Pastoral –celebrado a mediados de octubre– las once diócesis de República Dominicana se han comprometido en un esfuerzo común para impedir toda legalización del aborto.

Con la iniciativa «Prenderle la luz a la vida», la arquidiócesis de Santo Domingo ha puesto en marcha una serie de actos que van desde encender las luces de los autos, en protesta por la posible legalización del aborto, hasta un acto juvenil de «abrazo» simbólico al edificio del Congreso.

El 28 de octubre se celebró una «Marcha por la vida» desde el monumento de Fray Antón de Montesinos hasta la sede del Congreso Nacional. La marcha concluyó con una celebración eucarística presidida por el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, primado de América.

Según ha dicho el padre Luis Rosario Peña, coordinador de la Pastoral Juvenil de la Conferencia Episcopal Dominicana, «la Iglesia católica está dispuesta a librar esta batalla hasta las últimas consecuencias, porque se trata del valor más elemental a proteger: el derecho a la vida, que es un don sagrado».