MOSCÚ, lunes, 12 noviembre 2007 (ZENIT.org).- Llegan signos positivos del patriarcado de Moscú sobre el respeto a los católicos por parte de la tradición ortodoxa rusa.
Al intervenir el 31 de octubre pasado, en la velada organizada por «Rusia Cristiana», para celebrar su 50 aniversario en la «Biblioteca del Espíritu», el padre Igor Vizhanov, secretario del Departamento del Patriarcado de Moscú para Relaciones Exteriores, afirmó que «es muy importante que los católicos que viven en Rusia amen sus tradiciones y su lengua y comprendan la cultura de su pueblo».
Vizhanov expresó su gratitud a «Rusia Cristiana», che «comprende con gran agudeza nuestro país y tradiciones». «En esto –añadió– veo la prenda de que nuestras relaciones se construirán en el espíritu de amor, amistad y unidad en su sentido más alto».
El secretario de Exteriores del Patriarcado recordó que, cuando en 1957 el padre Romano Scalfi fundó «Rusia Cristiana», «los cristianos éramos perseguidos, pero al mismo tiempo nos sentíamos todos hermanos, había solidaridad y apoyo recíproco».
«También ahora que ya no existe el régimen –añadió– tenemos que ser solidarios, y más aún por los desafíos de nuestro tiempo que no son menos graves; por ello, si estos desafíos son comunes, son comunes también las tareas».
El padre Vladimir Shmalij, vicepresidente de la Comisión Teológica Sinodal de la Iglesia ortodoxa rusa, explicó que «es necesario hacer propios los intentos por ser verdaderamente y cristianamente universales del ecumenismo del siglo XX; la Iglesia católica y la ortodoxa deben estudiar en profundidad cada una la Teología de la otra; a esto contribuyen los proyectos en común, en los que participa activamente ‘Rusia Cristiana’».
El arzobispo de la diócesis de la Madre de Dios en Moscú, monseñor Paolo Pezzi, contó que cada vez que se ha encontrado con personas de «Rusia Cristiana» le han impresionado siempre por un espíritu peculiar, diría casi por un cierto carisma».
«Lo principal que se aprende en ‘Rusia Cristiana’ es a amar a Cristo, o sea a amar la Verdad –subrayó monseñor Pezzi–. La experiencia de ‘Rusia Cristiana’ atestigua cómo vivir y trabajar para que todas las líneas de la vida converjan en Cristo. También los más breves encuentros con el padre Scalfi me han convencido de que ¡se puede no tener miedo de arriesgar!».
El representante de la Santa Sede en Rusia, monseñor Antonio Mennini, auguró a los amigos de «Rusia Cristiana» que sigan buscando el diálogo entre las dos Iglesias, «para testimoniar la única fe en el Señor Jesucristo».
Por su parte, el obispo de Bobrujsk, Serafim, representante de la Fundación Cultural Internacional «Cirilo y Metodio» y cofundador de la «Biblioteca del Espíritu», precisó que «Rusia Cristiana» ofreció «un enorme apoyo espiritual a los creyentes en la Unión Soviética y trabajó mucho para dar a conocer toda la profundidad de la tradición ortodoxa a a los católicos de occidente».
Monseñor Serafim subrayó que ‘Rusia Cristiana’ «no ha economizado las manifestaciones de amor a Cristo y a los hermanos de otros países e Iglesias».
El padre Romano Scalfi subrayó que «la unidad entre los cristianos es un don que debemos reconocer y vivir con el corazón».
«Estamos agradecidos a los cristianos de la URSS –afirmó el fundador de ‘Rusia Cristiana’–, por haber escrito en el ‘samizdat» y porque sin miedo crearon comunidades en años de persecución feroz, a menudo pagando con su persona».
«Si creemos que Cristo ha resucitado, que está presente en medio de nosotros, Rusia está salvada –exclamó el padre Scalfi–. Estamos agradecidos a Rusia por esta experiencia de fe que puede transformar el mundo».
Según el fundador de «Rusia Cristiana», «no se puede separar la unidad entre los cristianos de la misión, que no hay que confundir con el proselitismo Es mejor un ortodoxo con una fe profunda que un católico con una fe débil: por esto nos interesa que los ortodoxos sean verdaderamente ortodoxos».
A los 50 años de «Rusia Cristiana», se dedicó también la muestra fotográfica titulada «La unidad en Cristo supera toda división», expuesta en los locales del Centro cultural y Biblioteca del Espíritu hasta el pasado 8 de noviembre.
