CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 18 noviembre 2007 (ZENIT.org).- «Un primer paso importante». Así ha definido el padre Federico Lombardi S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede, el documento de expertos católicos y ortodoxos que reconoce al Papa como el «primero» entre los patriarcas, pero en el que se pide estudiar y comprender mejor sus funciones.
El documento fue publicado el 15 de noviembre por la Comisión mixta internacional para el diálogo teológico entre la Iglesia católica y las Iglesias ortodoxas para recoger las conclusiones de su encuentro celebrado en Rávena del 8 al 14 de octubre.
El argumento ha sido analizado por el padre Lombardi en el último editorial de «Octava Dies», semanal informativo del Centro Televisivo Vaticano, del que también es director.
«¿Un cambio histórico en el diálogo entre católicos y ortodoxos?», se pregunta el portavoz vaticano. «Se han profundizado temas fundamentales sobre la naturaleza de la Iglesia y se ha concordado que en todos sus niveles --local, regional y universal-- hay conciliaridad, pero también autoridad», responde.
«Y el primado a nivel universal desde la antigüedad era reconocido al obispo de Roma --continua--. Pero no se concuerda en cuáles son las prerrogativas que le corresponden y cuáles son los argumentos teológicos y bíblicos en los que se fundamenta».
Por este motivo, informa el sacerdote, «dentro de dos años, cuando la Comisión se vuelva a reunir, estudiará el tema del primado del obispo de Roma en el primer milenio. Después habrá que estudiar el segundo milenio y los Concilios celebrados tras la división entre las Iglesias… y ver qué consenso puede alcanzarse».
«Un camino largo y arduo, por tanto, pero un camino finalmente emprendido en la dirección que Juan Pablo II había propuesto en 1995, en la encíclica “Ut unum sint”, cuando había invitado a los hermanos separados a dialogar sobre el tema del servicio del obispo de Roma a la Iglesia universal», explica el padre Lombardi.
«Por el momento, por tanto, no se trata de una solución a los problemas históricos de la división entre católicos y ortodoxos, sino más bien de un primer paso --pequeño pero importante-- en la dirección adecuada», indica.
El padre Lombardi, que también es director de «Radio Vaticano», explica que por desgracia, al concluir el encuentro de Rávena, faltaban los representantes del patriarcado de Moscú, «reflejo de una tensión que no es nueva entre Moscú y Constantinopla».
«El camino de la unión no afecta sólo a católicos y ortodoxos, sino también, y a veces más aún, a ortodoxos y ortodoxos, católicos y católicos», considera.
«Para todos el polo de atracción común debe ser Jesucristo, su mandato de amor y su oración “para que todos sean uno”. Sólo si todos contemplamos antes a Cristo podremos tener la esperanza de alcanzar el largo camino que lleva a la meta», concluye el padre Lombardi.