SANTIAGO, viernes, 23 noviembre 2007 (ZENIT.org).- Al término de la reunión, el reelecto presidente de la Conferencia Episcopal de Chile (CECh), monseñor Alejandro Goic, y el secretario general, monseñor Cristián Contreras Villarroel, presentaron a la prensa la declaración conclusiva de la Asamblea, que lleva por título «Que el diálogo se abra paso entre nosotros».
La declaración comienza señalando que el encuentro episcopal se desarrolló «con nuestra oración y pensamiento cercano a los pueblos del Norte Grande que se han visto remecidos por el terremoto, y con nuestro corazón unido a las familias que mucho han perdido».
Tras agradecer la misión pastoral y la cercanía manifestada durante sus seis años en Chile por el Nuncio Apostólico de Su Santidad, el arzobispo Aldo Cavalli, quien ahora parte a tierras colombianas; los obispos han subrayado que, en la preparación de las próximas Orientaciones Pastorales que conducirán a la Iglesia en Chile durante los cinco años venideros. tanto el impulso profético de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano de Aparecida, como la Primera Asamblea Eclesial, «han sido una experiencia muy valiosa de comunión y participación que ocurre providencialmente el año en que celebramos el centenario del natalicio del cardenal Raúl Silva Henríquez y los 50 años de la Conferencia Episcopal».
Del mismo modo, los pastores han estimado conveniente decir una palabra al país, a partir de Jesucristo y su Evangelio, con relación a algunas situaciones de la hora presente.
Diálogo, principal camino para solucionar conflictos
Manifiestan los obispos: «En el último tiempo, pequeños y grandes acuerdos en distintos planos de la vida social nos han confirmado que el diálogo es el principal camino para la solución de conflictos y para fortalecer los liderazgos en la participación y corresponsabilidad social. Los consensos alcanzados en materia de reforma educacional, con el respaldo de un abanico amplio de miradas, lo mismo que los esfuerzos desplegados para solucionar de modo pacífico conflictos internacionales, laborales y políticos, son logros que nos confirman esa convicción. Por el contrario, cada vez que se imponen medidas unilaterales frente a asuntos de interés público, como por ejemplo algunas políticas emanadas de la autoridad de salud, resultan contra la ciudadanía, que es la principal perjudicada por atentar en contra de la sexualidad humana y la familia».
Justicia social
Citando al Papa Benedicto XVI, los pastores chilenos recuerdan que «las estructuras justas son una condición indispensable para una sociedad justa, pero no nacen ni funcionan sin un consenso moral de la sociedad sobre los valores fundamentales y sobre la necesidad de vivir esos valores con las necesarias renuncias, incluso contra el interés personal». De un modo particular expresaron su interés porque el Consejo Asesor Presidencial para la Equidad y el Trabajo, llegue a proponer soluciones que vayan en beneficio de los más pobres. «Es un deber moral de nuestro país aproximarnos al Bicentenario con avances concretos hacia una mayor justicia social», sostienen.
El diálogo, respuesta a una convivencia deteriorada
Los obispos han animado a todas las personas de buena voluntad que buscan acuerdos, que promueven el diálogo y que se declaran abiertas a él, más allá de sus legítimas opciones ideológicas o de los intereses que representan.
«Creemos que la disposición a escuchar a quienes piensan distinto y a sentarse a la mesa con ellos es un rasgo indispensable de los líderes que el país necesita. En cambio, el fracaso del diálogo posterga soluciones urgentes para los más necesitados. El diálogo parece ser, en definitiva, la vía obligada para enfrentar y superar un deterioro en nuestra convivencia diaria, que miramos con preocupación», agregan.
Violencia intrafamiliar y agresión a mujeres
Los obispos chilenos han señalado que de un modo especial les «duele y alarma las situaciones de violencia que se generan al interior del hogar y otras expresiones de violencia que conmueven y desestabiliza nuestra convivencia cotidiana. No podemos resignarnos a que los golpes resuelvan lo que el diálogo no puede zanjar. Las historias de mujeres golpeadas por aquellos que les han jurado amor son una luz de alerta para los indicadores de nuestro “desarrollo”. Esta salvaje agresión, que muchas veces se oculta o minimiza, no nos puede dejar indiferentes».
En ese sentido, invitan a examinar con qué testimonio se enseña a las nuevas generaciones a resolver conflictos por la vía del diálogo: «La educación para una auténtica cultura de la paz es una tarea urgente para la felicidad de las familias, y el crecimiento integral de jóvenes y niños. Éste es uno de los desafíos más urgentes que nuestro país tiene por delante, en la perspectiva del próximo Bicentenario».
Defensa de la vida
Finalmente, los pastores manifiestan su profunda tristeza al constatar una persistente actitud atentatoria contra la vida humana. «Reiteramos nuestro insistente y respetuoso llamado a las autoridades gubernamentales y parlamentarias para que acojan y protejan la vida desde su concepción hasta su muerte natural», señalan.
La declaración de los obispos concluye acogiendo la invitación de la V Conferencia de Aparecida a ser discípulos misioneros.
Puede leerse la declaración de la Conferencia Episcopal en http://www.iglesia.cl