ROMA, miércoles, 28 noviembre 2007 (ZENIT.org).- Los nuevos descubrimientos científicos sobre células madre (o estaminales) adultas, que no implican la eliminación de vidas humanas, han dado razón a la batalla ética librada desde hace años por los médicos católicos.
El doctor Josep Maria Simón, presidente de la Federación Internacional de Asociaciones Médicas Católicas (FIAMC), aplaude los resultados de un equipo japonés y un equipo estadounidense que han logrado transformar células de piel humana en células madre, que son capaces de evolucionar en células nerviosas, cardíacas o en cualquiera de los 220 tipos de células del cuerpo humano.
La nueva técnica, aunque lejos de estar perfeccionada, es tan prometedora que el científico que logró clonar la primera oveja del mundo, Ian Wilmut, anunció que dejará de lado la clonación de embriones para focalizarse en las células madre derivadas de células de la piel.
«Parece que la Providencia nos está marcando el camino a los médicos y demás investigadores. Dios aprieta pero no ahoga. Se cierra una puerta y se abre otra», reconoce en declaraciones a Zenit el doctor Simón.
«Los médicos católicos tenemos aún algunas dificultades para que muchas personas comprendan y acepten que la vida humana naciente es digna de todo respeto. Sin embargo, sólo la investigación y los tratamientos con base en las células madre adultas está dando resultados», añade.
«Al tratar con ellas no se destruyen embriones y encima tenemos resultados –constata–. Y los resultados se valoran mucho en nuestras sociedades occidentales desarrolladas y eficacistas».
El presidente de los médicos católicos confiesa: «¡No sé qué hubiera sido de nuestra capacidad para comunicar si las embrionarias hubieran dado resultados! La Providencia nos ha ahorrado lo duro que hubiera sido decir: “Usted se podría curar con embriones pero debe seguir así ya que su destrucción es inmoral”».
«En esa línea iba el Papa cuando nos dirigió el famoso discurso hace un año a los participantes del congreso organizado por la FIAMC y la Pontificia Academia por la Vida», recuerda el doctor en referencia al encuentro que todavía puede visitarse en www.stemcellsrome2006.org.
«No quisiéramos podernos medallas, pero ya entonces dijimos que habíamos invitado a los mejores. Y ahora ha sido el equipo japonés que invitamos el que ha demostrado los grandes resultados con las células adultas», concluye el doctor Simón.
El obispo Elio Sgreccia, presidente de la Academia Pontificia para la Vida, es de la misma opinión.
«Ahora que no hay necesidad de embriones ni de la clonación terapéutica –supuestamente terapéutica–, se cierra una página de polémicas agudas», reconoce.
«La Iglesia la había afrontado por motivos éticos, alentando a los investigadores a continuar con las células madre adultas y declarando ilícita la inmolación del embrión», ha explicado monseñor Sgreccia a los micrófonos de «Radio Vaticano».
«La ética que respeta al hombre es útil también para la investigación y confirma que no es verdad que la Iglesia esté en contra de la investigación: está en contra de la mala investigación, de la que es dañina para el hombre»¸ concluye Sgreccia constatando que todos los millones destinados a investigar con células embrionarias se han convertido en un «derroche».
Por Miriam Diez i Bosch