RÍO TERCERO (ARGENTINA), jueves, 29 noviembre 2007 (ZENIT.org–AICA).- «La situación del país se está complicando cada vez más. Estoy no sólo preocupada, les confieso que tengo miedo. (Aunque me resuena constantemente el ‘Yo estoy con ustedes’ y quiero serle fiel)». Así describió la hermana Arelys Martínez, superiora provincial de las Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia, la situación institucional en Venezuela, donde la sede de la curia de esa congregación fue víctima de «atropellos».
La religiosa contó que durante una marcha de estudiantes que se oponen a la reforma constitucional de Hugo Chávez, detrás de la casa provincial, un «grupo de policías violentos, afectos al presidente, atropellaron personas, atracaron todo lo que podían y llegaron hasta nuestra casa, lanzaron dentro, en el pasillo que queda en la entrada, por la puerta de hierro, un cohetón de pólvora con clavos, vidrios».
«La explosión rompió los vidrios, se llenó la casa de olor a pólvora, nos insultaron todo lo que les dio la gana, fue horrible, vi odio en esas personas», reconoció la hermana Arelys.
La religiosa relató que «desde los edificios la gente les gritaba que no nos hicieran daño, y le respondieron con improperios, les lanzaron piedras, palos, cavillas, de todo lo que cargaban», y consideró que es «de verdad impresionante ver cómo ellos responden a lo que el mismo Chávez les dice que hagan».
«Llamamos a la policía, vinieron y nos dijeron que esa era gente mandada por el gobierno y que ellos nada podían hacer. También comunicamos al cardenal, él me dijo que habían ido a la casa de la Conferencia hoy y habían prendido un muñeco que lo representaba a él. También que en la madrugada habían entrado a una Iglesia en Antímano y la profanaron. Vamos por la calle y nos persiguen, nos insultan, nos hostigan. Este es un ambiente muy tenso, doloroso, de tensión», prosiguió con su relato.
Por último, la hermana Arelys reclamó: «Ayúdennos con la oración, para que seamos testigos de los valores del Reino».
La nota de la religiosa fue difundida por la hermana Marcela Melgarejo Ibarra, residente en una casa de Río Tercero, Córdoba, con el objetivo de que «nuestra oración alcance del Señor para nuestros hermanos y hermanas venezolanos el inapreciable don de la paz y para que América toda tome conciencia de esta dura realidad que sacude a nuestro país hermano».