CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 30 noviembre 2007 (ZENIT.org).- Benedicto XVI está convencido de que el avance en el diálogo teológico entre católicos y ortodoxos requiere caridad.

Así lo expresa en la carta que ha enviado al patriarca ecuménico (ortodoxo), Bartolomé I, con motivo de la fiesta de san Andrés, patrono del patriarcado.

El mensaje fue llevado al patriarca por la delegación papal a la sede del patriarcado, que se encuentra en Estambul (Turquía), presidida por el cardenal Walter Kasper y por el obispo Brian Farrell, respectivamente presidente y secretario del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.

La delegación vaticana ha mantenido conversaciones con la Comisión del Sínodo del patriarcado encargada de las relaciones con la Iglesia católica, en la que participó el copresidente de la Comisión mixta internacional católico-ortodoxa de diálogo teológico, el metropolita Ioannis de Pérgamo.

Esta Comisión mantuvo su último encuentro plenario del 8 al 14 de octubre pasado, en la ciudad italiana de Rávena, logrando consensos importantes sobre el reconocimiento del primado del obispo de Roma, aunque quedan por encontrar consenso en sus prerrogativas y en los argumentos teológicos y bíblicos en los que se fundamenta.

El resultado quedó empañado por la decisión de la Iglesia ortodoxa rusa de abandonar la sesión, en signo de protesta por la participación de los miembros de la llamada Iglesia Apostólica Estonia, creada por el Patriarcado de Constantinopla en 1996, y declarada por éste «autónoma», un estatuto que no ha sido reconocido por la Iglesia moscovita.

En su carta, Benedicto XVI da gracias a Dios por los resultados de la Comisión conjunta, aunque reconoce las dificultades experimentadas.

«Rezo de todo corazón para que sean ponto clarificadas y resueltas de manera que se dé una plena participación en la Undécima Sesión Plenaria y en las ulteriores iniciativas orientadas a continuar el diálogo teológico con muta caridad y entendimiento».

«Nuestro trabajo por la unidad está conforme a la voluntad de Cristo nuestro Señor --añade--. En este inicio del tercer milenio, nuestros esfuerzos son particularmente urgentes a causa de los numerosos desafíos que tienen que afrontar todos los cristianos, ante los que debemos responder con una voz unida y con convicción».</p>

El cardenal Kasper entregó al patriarca ecuménico, como don particular del Papa, una copia firmada de la encíclica sobre la esperanza «Spe salvi», publicada este viernes, y una preciosa reproducción del mosaico «El Cordero místico» de la bóveda de la Basílica de San Vital en Rávena (siglo VI).

Por Jesús Colina