ROMA, domingo, 2 diciembre 2007 (ZENIT.org).- La tendencia creciente a la cohabitación como una alternativa al matrimonio trae consigo graves desventajas para los hijos. Un amplio artículo publicado el 18 de noviembre por Associated Press confirmaba nuevamente cómo sufren los hijos cuando crecen fuera de un matrimonio estable entre un hombre y una mujer.
El artículo revisaba evidencias de diversas fuentes, y comentaba cómo muchos eruditos y asistentes sociales «afirman que el riesgo de abusos de niños es ampliamente más alto en las estructuras familiares no tradicionales».
Entre los estudios citados por Associated Press estaba el publicado por la revista American Academy of Pediatrics en el 2005. La revista informaba de que los niños que viven en hogares con adultos sin relación corren un riesgo casi 50 veces más alto de morir por daños inflingidos que el de los que viven con los dos padres biológicos.
Los niños que viven en familias temporales o con padres solteros corren un riesgo más alto de asaltos físicos o sexuales, según diversos estudios de los que es coautor David Finkelhor, director del Centro de Investigación de Crímenes contra Niños de la Universidad de New Hampshire, continuaba el artículo.
«El riesgo (de abusos) a niños fuera de un hogar con los dos padres es mayor», declaraba a Associated Press Susan Orr, especialista en bienestar infantil en el Departamento de Sanidad y Servicios Sociales.
El problema también existe fuera de Estados Unidos. El 15 de abril, el periódico británico Sunday Telegraph informaba de que siete niños menores de 16 años habían sido asesinados en Londres sólo en los anteriores dos meses. Muchos crímenes como estos son cometidos por jóvenes, observaba el periódico.
Estas noticias incitaron a los políticos a prometer más financiación para las comunidades con desventajas, pero el artículo comentaba que uno de los principales problemas es que los adolescentes que crecen en familias con un solo progenitor tienen una probabilidad mayor de acabar en actividades criminales. No menos del 70% de los criminales jóvenes provienen de familias con un solo progenitor.
En Inglaterra hay actualmente un número tres veces mayor de niños criados sólo por sus madres que hace 30 años, añadía el Telegraph, lo que da como resultado que uno de cada cuatro niños crecen sin un padre.
La línea divisoria del divorcio
El divorcio crea otras dificultades, entre ellas, las económicas. Un artículo el 7 de julio del periódico británico Telegraph informaba de que un estudio, llevado a cabo con más de 4.000 personas, mostraba que, de media, los ingresos de un hombre aumentan un 11% tras el divorcio. En contraste, una mujer sufre una caída del 17%.
Las madres con niños pequeños corren un riesgo especial, pues tienen dificultades para conciliar las exigencias de su trabajo con las responsabilidades familiares.
«Hemos encontrado que muchas mujeres no trabajan tras la ruptura de su matrimonio o tienen un trabajo sólo a tiempo parcial porque no pueden afrontar el coste de cuidar a sus hijos», comentaba Mieke Cansen, una de los autores del estudio llevado a cabo por académicos de la Universidad de Amberes, en Bélgica.
Un estudio llevado a cabo en Australia por el Australian Institute of Family Studies revelaba problemas similares. Según un artículo del 10 de julio en el periódico The Australian, el divorcio no sólo trae consigo problemas económicos sino que también conduce a la infelicidad y daña la salud física y mental.
El estudio, titulado «Divorce and the Well-being of Older Australians» (Divorcio y Bienestar de los Mayores Australianos), comparaba a las mujeres divorciadas que permanecen solteras con las que enviudaron y siguen igualmente solteras. Se ha informado de problemas de infelicidad y de salud tanto en hombres como en mujeres, pero estas últimas se ven especialmente afectadas.
Otro periódico australiano, el Sydney Morning Herald, informaba el 14 de agosto que hace que la gente sea más feliz. Durante una visita al país, el economista suizo Bruno Frey informaba de los descubrimientos de una encuesta a 15.000 personas llevada a cabo durante 17 años, examinando la relación entre felicidad y matrimonio. Frey declaró que una de las razones por las que la gentes es más feliz en el matrimonio estriban en el mayor nivel de compromiso entre la pareja.
Desde Inglaterra, un informe reciente del Office for National Statistics encontró que las parejas casadas viven más y gozan de mejor salud, informaba el 5 de octubre el Times. Asimismo, los niños que viven con sus progenitores casados son más sanos, y continuarán su educación por más tiempo.
Rupturas en aumento
A pesar de la amplia evidencia de los males que resultan de facilitar el divorcio, algunos países lo hacen cada vez más fácil. El periódico español El País informaba el 16 de noviembre de que el número de divorcios había aumentado hasta un desorbitado 74%. El aumento ha tenido lugar después de que el gobierno socialista cambiara la ley del divorcio en julio del 2005, permitiendo que se emprendieran procedimientos de divorcio sin el periodo de separación de un año antes requerido.
En total, en España hubo en el 2006 210.132 matrimonios, y 145.919 matrimonios rotos – entre divorcios, separaciones y matrimonios declarados nulos.
Según un reciente estudio del Instituto de Política Familiar español, Europa está experimentando un declive en los matrimonios y un aumento de divorcios. El informe, titulado «Evolución de la Familia en Europa en 2007», afirmaba que el número de matrimonios en Europa ha descendido en un 22,3% desde 1980 al 2005, mientras que los divorcios aumentaron en un 55% en el mismo periodo.
Las últimas cifras muestran un descenso de divorcios en Inglaterra y Gales, pero parte de la explicación estaría en el bajo nivel de matrimonios. Según un artículo publicado por el periódico Guardian el 30 de agosto, en el 2006 se divorciaron 132.562 parejas. Es la cifra más baja desde 1977. Los datos vienen de las cifras publicadas por la Oficina Nacional de Estadística.
No obstante, este descenso del divorcio ha tenido lugar después de que en el 2005 la tasa de matrimonios en Inglaterra y Gales cayera a su nivel más bajo desde 1862, cuando comenzaron los informes.
Uno de cada tres
Además, el 12 de septiembre el Guardian publicaba un artículo observando que el total acumulado de divorcios en las últimas décadas muestra que actualmente más de 20 millones de personas en el Reino Unido – un tercio de la población – se han visto afectados por divorcios o separaciones, sea por sus propias relaciones o por las de sus padres.
Las cifras proceden de un estudio publicado por el Center for Separated Families, una organización que proporciona apoyo a los miembros de una familia tras la separación.
Las familias también están bajo presión en Canadá, informaba el periódico Globe and Mail el 12 de septiembre. Según las últimas cifras, tomadas del censo nacional del 2006, las familias con parejas casadas son todavía la mayoría, sumando el 68,8% de todo el censo de familias.
Sin embargo, el número de parejas en cohabitación se ha más que doblado, desde el 7,2% de hace dos décadas al actual porcentaje del 15,5% de todas las familias. El número de familias con un solo progenitor aumentó también, en un 7,8% en el periodo 2001-2006.
Las familias con un solo progenitor son más importantes de los que su pequeño porcentaje pudiera sugerir.
Estas familias suman el 26% en la categoría de las familias con hijos. Más de 2,1 millones de niños viven actua
lmente en este tipo de familias. Y, como en otros países, son las más pobres. Según el Globe and Mail, en el 2005, los ingresos medios de un hogar con los dos padres en Canadá fueron 67.600 dólares canadienses (68.861 dólares). Para las familias con un solo progenitor fue de 30.000 dólares canadienses (30.559 dólares).
«El matrimonio es todavía la mejor estructura para que los niños crezcan sanos y felices», comentaba el editorial del día siguiente del Globe and Mail. No se puede dar marcha atrás al reloj, añadía el periódico. Incluso así, «las familias canadienses son incapaces de dar a sus hijos la solidez que más les ayudaría», concluía el editorial.
Conclusión muy similar a la expresada en repetidas ocasiones por Benedicto XVI. «El amor devoto de las parejas cristianas casadas es una bendición para vuestro país», afirmaba el Pontífice el 19 de noviembre a un grupo de obispos de Kenia en Roma para su visita quinquenal.
«Este preciado tesoro debe salvaguardarse a toda costa», recomendaba.
Por el padre John Flynn, L. C., traducción de Justo Amado