BOGOTÁ, lunes, 3 diciembre 2007 (ZENIT.org).- Tras una reunión celebrada entre el 28 y el 29 de noviembre, en la sede del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), la Comisión Especial para la Misión Continental elaboró un plan que servirá de base para la planificación y proyección de esta convocatoria lanzada por la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, celebrada en mayo pasado en Aparecida (Brasil).
Como sugiere el documento conclusivo de aquella cumbre eclesial, explica un comunicado emitido por el CELAM, la Misión «tendrá carácter de permanente y se desarrollará tomando en cuenta los distintos niveles de Iglesia».
La Comisión Especial está conformada por los arzobispos Luís Augusto Castro de Colombia, Héctor Cabrejos de Perú, Donald James Reece de Jamaica, y los obispos Sérgio Arthur Braschi de Brasil, Sócrates René Sándigo de Nicaragua y José María Grullón de República Dominicana.
Este equipo de obispos es coordinado por monseñor Víctor Sánchez, secretario general del CELAM y lo completan 6 teólogos pastoralistas expertos en misión.
La conformación del equipo fue hecha por la presidencia del CELAM, después de oídas las sugerencias de las Conferencias Episcopales y manteniendo representatividad de las 4 regiones o zonas pastorales del Continente.
Según el comunicado del CELAM, la propuesta de la Misión Continental presenta los siguientes objetivos:
–«Promover una profunda conversión personal y pastoral de todos los agentes pastorales y evangelizadores, para que, con actitud de discípulos, todos podamos recomenzar desde Cristo una vida nueva en el Espíritu».
–«Fomentar una formación kerigmática, integral y permanente que, siguiendo las orientaciones de Aparecida, impulse una espiritualidad de la acción misionera, teniendo como eje la vida plena en Jesucristo».
–«Hacer que las comunidades, organizaciones, asociaciones y movimientos eclesiales se pongan en estado de misión permanente, a fin de llegar hasta los sectores más alejados de la Iglesia y a los indiferentes y no creyentes».
–«Destacar en todo momento que la Vida plena en Cristo es una actitud y un servicio que se ofrece a la sociedad y a las personas que la componen para que puedan crecer y superar sus dolores y conflictos con un profundo sentido de humanidad».
El Plan considera que estos objetivos se tienen que alcanzar al desarrollarse cinco etapas que pueden variar en el tiempo, según las realidades de cada Conferencia Episcopal y diócesis.
Las etapas planteadas son
1) Período introductivo, donde se daría una profundización en el conocimiento de las Conclusiones de Aparecida;
2) Misión con agentes pastorales y evangelizadores;
3) Misión con grupos prioritarios;
4) Misión sectorial y
5) Misión territorial.
La Comisión considera que cada una de estas etapas «tiene que tener un período de preparación, uno de realización intensiva, y una continuidad, que es lo que dará el carácter permanente a la misión».
Así mismo la Comisión Especial para la Misión Continental señaló lo que pueden ser los papeles a desempeñar por el CELAM, las Conferencias Episcopales y las diócesis para la concretización de la misión.
El CELAM tiene el papel de ser el animador continental, y en ese sentido «ofrecerá las líneas pastorales y los subsidios fundamentales que centrarán la misión continental. También servirá de articulador de la información del desarrollo de los procesos misioneros en los países, y podrá disponer de algún equipo de expertos que pueda ofrecer formación donde sea necesario».
Las Conferencias Episcopales, por su parte, «darán las orientaciones pastorales en clave de misión para que todas las circunscripciones eclesiásticas del país entren en estado de misión permanente. Deberán crear una comisión para la coordinación de la misión y ofrecer subsidios tanto para la formación de los misioneros como de los contenidos de la misión. Todo ello en coordinación con los planes pastorales nacionales que ya están en ejecución».
Mientras tanto las diócesis «tendrán que revisar sus planes pastorales a la luz de Aparecida a fin de darle una gran renovación misionera que contemple, como signo de madurez, la misión ad gentes. También crearán una comisión central que se encargue de animar la misión diocesana y, entre otras funciones, elaborarán los subsidios que crean pertinentes para la formación de los agentes pastorales y evangelizadores para la realización del proyecto misionero».
El plan en sus detalles será presentado a la presidencia del CELAM para que estudie en reuniones futuras con los presidentes y los secretarios generales de las Conferencias Episcopales.
Se ha anunciado que durante la realización del Congreso Misionero Americano, a desarrollarse en Quito en agosto del 2008, se hará el anuncio de la misión y el envío misionero a todo el continente.