CIUDAD DEL VATICANO, martes, 5 febrero 2008 (ZENIT.org).- Benedicto XVI sigue de cerca la situación de Kosovo, como lo demostró la audiencia que concedió este sábado a su presidente, Fatmir Sejdiu.
Una nota de la Oficina de Información de la Santa Sede revela que con este gesto el Papa quiso «manifestar su cercanía a toda la población de esa tierra, donde el cristianismo está presente desde los primeros siglos de nuestra era».
Actualmente la Iglesia católica cuenta con unos 65.000 fieles y, según explicaba la nota vaticana, «lleva a cabo un apreciado servicio, sobre todo en los sectores de la asistencia y la educación, en favor de todos los kosovares, independientemente de su pertenencia étnica o religiosa».
«El encuentro fue útil para que el Santo Padre recibiera informaciones directas sobre la situación actual y las perspectivas futuras», reconoce el Vaticano.
«La audiencia a la mayor autoridad institucional de la actual provincia autónoma de Serbia, administrada por la ONU según la conocida Resolución del Consejo de Seguridad N. 1244, no representa ningún cambio en la posición de la Santa Sede sobre el estatuto jurídico definitivo de Kosovo», aclara la Santa Sede.
«Por lo que respecta a una eventual declaración de la independencia de Kosovo, la Santa Sede seguirá con particular atención los desarrollos en la zona y, en su valoración, tendrá en cuenta la orientación de la Comunidad internacional», añade la nota.
«La Santa Sede no desaprovecha ninguna oportunidad para exhortar a todos a la reconciliación, a la justicia y a la paz», indica.
En el discurso al Cuerpo Diplomático, el 7 de enero de 2008, Benedicto XVI pidió que se garanticen «la seguridad y el respeto de los derechos de los que viven en aquella tierra, para que se aleje definitivamente la amenaza del enfrentamiento violento y se refuerce la estabilidad europea».
