PALMA DE MALLORCA, jueves, 7 febrero 2008 (ZENIT.org).- El Secretariado Diocesano de Cursillos de Cristiandad de Mallorca, España, comunicó ayer 6 de febrero, en una nota enviada a Zenit el fallecimiento de Eduardo Bonnin, persona decisiva entre los iniciadores del Movimiento de Cursillos de Cristiandad (MCC), en la ciudad de Mallorca.
«Fiel al Evangelio de Cristo, abierto a la realidad del mundo y atento a las personas de su entorno durante toda su vida, ha dejado un legado de amistad con Dios y con los hombres a través de los Cursillos de Cristiandad», dice la nota acerca de Eduardo Bonnin, que contribuyó junto a otros laicos a abrir un camino eclesial de renovación de la vida cristiana que hoy está extendido en numerosos países de los cinco continentes.
Por su parte, el Secretariado Nacional de España del MCC, en una breve nota en su página web indica que «con su muerte, se pierde uno de los iniciadores de la Obra de Cursillos de Cristiandad. Fue en esta parcela de la Iglesia donde El Señor lo plantó y a ella le entrego su esfuerzo, su ilusión, su tiempo y toda su vida».
El Movimiento nació en España, en la isla de Mallorca, entre los años 1940 y 1949, según informa el Secretariado Nacional en su página web. «Numerosos laicos y algunos sacerdotes, iluminados por el Espíritu Santo, descubrieron muy claramente el hecho de que también los laicos, en virtud de los sacramentos del Bautismo y la Confirmación, desempeñan un papel activo en la evangelización», indica esta fuente.
Los Cursillos se difundieron por toda España y desde ahí a los países americanos y después a los cinco continentes.
El fallecimiento de Eduardo Bonnin Aguiló, que tenía 90 años, se produjo ayer 6 de febrero a las 16 horas en la ciudad de Palma de Mallorca, cuna de los Cursillos de Cristiandad.
El Secretariado de Mallorca pide a todos los cursillistas y amigos en general que difundan la noticia. «Os rogamos -dice la nota- que como Eduardo nos ha enseñado, las cosas se hacen mejor por la vía de la amistad. De esta manera, y con el fin de poder llegar a los más posibles, os pedimos que hagáis llegar a todos vuestros amigos cursillistas o no cursillistas, pero que conocían a Eduardo, la noticia de su fallecimiento».
Los actos previstos para la despedida a Eduardo Bonnin son, en primer lugar, el velatorio, que tendrá lugar en el Bon Sosec (Ctra Palma- Inca km 7'5 - Marratxi) los días 7, 8 y 9 de febrero.
El próximo martes día 12 a las 20 horas, se oficiará un funeral solemne convocado por la Familia Bonnin y el Secretariado Diocesano de Mallorca del MCC en la Catedral de Palma, oficiado por el obispo de Mallorca Jesús Murgui.
Se ha habilitado un blog http://eduardoinmemoriam.blogspot.com, informa el Secretariado de Mallorca, «para que todo el que quiera pueda compartir con los demás sus sentimientos y recuerdos hacia Eduardo, especialmente, nuestros hermanos que no tienen la oportunidad de encontrarse en Mallorca y están repartidos por todo el mundo».
«Cuando Eduardo visitó a los presos --recuerda la nota--, les llamó afortunados y personas importantes porque iban a estar en unas horas junto al Padre. Eduardo para nosotros siempre ha sido alguien importante, pero a partir de ahora en nuestras oraciones podremos pedirle que interceda por nosotros ante el Padre, para que podamos seguir con su trabajo de evangelización del mundo y hacer que los más posibles tengan la alegría de saber que Dios les ama. Si Él hizo todo lo que hizo en la tierra, qué no hará ahora desde el cielo».
Y concluye agradeciendo la labor realizada por Bonnin: «Gracias Eduardo, por hacer que nuestras vidas sean mejores, por hacer que seamos más felices y porque muchas de nuestras vidas no tendrían la luz del Evangelio si tú no hubieses estado aquí».
Eduardo Bonnin Aguiló nació el 4 de Mayo de 1917. Su pensamiento y su trayectoria apostólica han sido recogidos principalmente en dos obras: «Signos de Esperanza» del entonces arzobispo y ahora cardenal Paul Josef Cordes, Ed. San Pablo 1998, y «Eduardo Bonnín. Un Aprendiz de Cristiano», de Eduardo Suárez del Real Aguilera (Editorial LibrosLibres, 2002).
Por Nieves San Martín