MÉXICO, martes, 12 febrero 2008 (ZENIT.org–El Observador).-. Al inicio del tiempo litúrgico de la Cuaresma, los obispos de México han difundido un comunicado mediante el cual invitan a los fieles a dar un impulso más decidido a la vida cristiana y a prepararse para las celebraciones de la Pascua; «corazón y centro del año litúrgico y de toda nuestra vida».
«En estos tiempos, en los que la globalización y las economías de mercado convierten al lucro en valor supremo, el Papa Benedicto XVI, en su Mensaje de Cuaresma, nos ha invitado a «reflexionar sobre la práctica de la limosna, que representa una manera concreta de ayudar a los necesitados y, al mismo tiempo, un ejercicio ascético para liberarse del apego a los bienes terrenales»», dicen los obispos mexicanos en su misiva.
Más adelante, los obispos, cuyo presidente es el obispo de Texcoco, monseñor Carlos Aguiar Retes, recuerdan que socorrer a los necesitados es un deber de justicia antes que un acto de caridad, como ha dicho Benedicto XVI en su mensaje de Cuaresma.
«Los mexicanos hemos dado ejemplo de solidaridad en los momentos de emergencia, muestra de ello fue la ayuda que se prestó durante las recientes inundaciones en los estados de Tabasco y Chiapas», dice el comunicado de la CEM.
«Este tiempo de Cuaresma, sin embargo, es una oportunidad para volver nuestra mirada a nuestros hermanos necesitados, principalmente en esos Estados, donde si bien ya pasó la etapa de emergencia, viven ahora el periodo de la reconstrucción», reconocen los obispos mexicanos.
En la parte central de la carta cuaresmal, los prelados subrayan que «en México, como en todo el mundo, sufrimos los estragos de algunos fenómenos ocasionados por la sobre valoración de los bienes materiales, y que impactan, de manera más cruel, en los que menos tienen».
«Entre estos fenómenos –constatan los obispos de México– encontramos la corrupción, la búsqueda del poder por el poder, los monopolios que ensanchan la brecha entre ricos y pobres, y, de manera muy especial, el flagelo del narcotráfico, que tanta muerte y destrucción ha provocado en nuestro país».
«Si estos pecados sociales están lastimándonos en México es porque los católicos estamos cometiendo uno de los errores más graves de nuestro tiempo: una separación entre la fe que profesamos y nuestra vida cotidiana», denuncia la carta de la CEM.
Los obispos mexicanos reconocen que en la lucha contra el tráfico de drogas, ha habido un gran esfuerzo de los gobiernos federal y estatal, y el de las diferentes corporaciones que han trabajado en los Operativos Conjuntos.
«Invitamos a los implicados en estas situaciones absurdas del narcotráfico a aprovechar el tiempo de Cuaresma para iniciar el camino de la conversión y vuelta sincera a Dios; sólo Él abre sus corazones y mueve sus voluntades para un cambio total de vida», dicen los obispos de México.
La misiva de Cuaresma termina diciendo que el tiempo litúrgico «nos ofrece a todos los mexicanos la oportunidad de seguir apoyando a nuestros hermanos más necesitados, y también de refrendar nuestro compromiso con una cultura de la vida, reafirmando nuestro «no» rotundo al flagelo del narcotráfico y al dolor y la muerte que siempre lo acompaña».