CIUDAD DEL VATICANO, lunes, 18 febrero 2008 (ZENIT.org).- No responde a la verdad histórica hablar de un silencio de Pío XII respecto al nazismo, advierte el prefecto de la Congregación vaticana para las Causas de los Santos.
En el marco de la presentación de la Instrucción –del dicasterio– «Sanctorum Mater» [sobre la fase diocesana de las causas de beatificación y canonización], el cardenal José Saraiva Martins respondió sobre la marcha de algunas causas en marcha, entre ellas la de Pío XII.
La causa del Papa Eugenio Pacelli «ni ha sido retrasada ni menos aún está en suspenso», confirmó el purpurado este lunes a los medios internacionales en la Sala de Prensa de la Santa Sede.
En todo lugar, este año tiene lugar el cincuentenario del fallecimiento del entonces pontífice, una «ocasión de oro» para «promover ciertas iniciativas que lleven a un conocimiento cada vez más perfecto del Papa Pío XII», explicó.
Entre las anteriores, mencionó un congreso –«que profundice bien en su figura y espiritualidad»– y una exposición sobre su pontificado; además «una comisión está estudiando y profundizando cada vez mejor en el pontificado de Eugenio Pacelli».
En cuanto a quien aduce, como presunto obstáculo a la causa, que Pío XII «es famoso por su silencio» porque «no condenó el nazismo», el cardenal Saraiva declaró: «Esto no es vedad históricamente. Más que de silencio, hablaría de prudencia».
«Desearía confirmar mi afirmación. Yo traduciría silencio por prudencia. No hubo silencio. Cuando se publicó la encíclica Summi pontificati, Goebbels, número dos del nazismo, escribió en su diario: «Ha salido esta encíclica y el Papa ha sido muy duro contra nosotros». Por lo que se ve, era un silencio poco silencioso», remarcó el prefecto del dicasterio para las Causas de los Santos.
Igualmente citó al propio Pío XII, quien [el 2 de junio de 1943, con ocasión de la festividad de San Eugenio. Ndr] públicamente expresó que toda palabra que dirigiera -para mitigar el sufrimiento del pueblo judío, mejorar sus condiciones morales y jurídicas, etcétera– «a las autoridades competentes y toda alusión pública» debía ponderarla y medirla seriamente «en interés de los que estaban sufriendo, para no hacer, sin quererlo, más grave e insoportable su situación».
«Con un testimonio por encima de toda sospecha», el cardenal Saraiva quiso confirmar lo expuesto, aportando las palabras del Robert Kempner, magistrado judío y fiscal en el Juicio de Nuremberg.
Dijo el purpurado: «Escribió [Kempner] en enero de 1964 –tras la salida de «El Vicario» de Hochhuth [drama que difunde el equívoco de Pío XII como figura pasiva, cobarde y antisemita. Ndr]–: «Cualquier toma de posicion propagandística de la Iglesia contra el gobierno de Hitler habría sido no solamente un suicidio premeditado, sino que habría acelerado el asesinato de un número mucho mayor de judíos y sacerdotes»».
El cardenal Saraiva lamentó las posturas críticas hacia Pío XII, actitudes «que surgieron después de la publicación de «El Vicario»».
Y es que en cuanto acabó la guerra, «fueron muchos los judíos que acudieron al Vaticano para agradecer al Papa Pacelli lo que había hecho por ellos. Ésta es la historia», recalcó.
Por Marta Lago