CIUAD DEL VATICANO, martes, 19 febrero 2008 (ZENIT.org).- Para superar la crisis de vocaciones que experimentan algunas órdenes, congregaciones religiosas, la clave está, según Benedicto XVI, en que sus miembros vivan su amor a Cristo sin compromisos y que redescubran su fidelidad a los fundadores.
Fue el consejo que el Papa dejó este lunes a los miembros del Consejo Ejecutivo de las Uniones Internacionales de los Superiores y Superioras Mayores, reunidos en el Vaticano para reflexionar sobre «algunos aspectos particularmente actuales e importantes de la Vida Consagrada».
En su discurso, publicado este lunes por la Oficina de Información de la Santa Sede, el Papa subrayó que «los hombres de hoy experimentan una fuerte atracción religiosa y espiritual, pero sólo están dispuestos a escuchar y a seguir a quien testimonia con coherencia su adhesión a Cristo».
«Y es interesante constatar que tienen riqueza de vocaciones aquellos institutos que han conservado y han escogido un tenor de vida con frecuencia muy austero y fiel al Evangelio vivido «sine glossa«», afirmó.
«Hoy, como en todas las épocas, no faltan almas generosas dispuestas a abandonar a todos y a todo para abrazar a Cristo y su Evangelio, consagrando a su servicio su existencia dentro de comunidades caracterizadas por el entusiasmo, la generosidad y la alegría», aclaró.
«Lo que caracteriza a estas nuevas experiencias de vida consagrada es el deseo común de pobreza evangélica practicada radicalmente, de amor fiel a la Iglesia, de dedicación generosa al prójimo, sobre todo a esas pobrezas espirituales típicas de la época contemporánea», siguió diciendo.
Tras constatar que nuevas realidades eclesiales hoy tienen muchas vocaciones, afrontó la crisis de vocaciones que experimentan algunas de las órdenes y congregaciones con una larga tradición en la Iglesia.
Según constató, «junto a situaciones difíciles, se dan también signos de recuperación positiva, sobre todo cuando las comunidades deciden volver a sus orígenes para vivir más de acuerdo con el espíritu del fundador».
«Redescubrir el espíritu de los orígenes, profundizar en el conocimiento del fundador y de la fundadora, ha ayudado a imprimir a los institutos un nuevo y prometedor impulso ascético, apostólico y misionero», indicó.
«¡Sí! –concluyó– También los institutos de vida consagrada, si quieren mantener o volver a encontrar su vitalidad y eficacia apostólica, tienen que volver a comenzar desde Cristo¸ continuamente. Él es la roca firme sobre la que tenéis que construir vuestras comunidades y cada uno de vuestros proyectos de renovación comunitaria y apostólica».
