LA HABANA, jueves, 21 febrero 2008 (ZENIT.org).- Al encontrarse este jueves en su primer día de visita a Cuba con los obispos del país, el cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado de Benedicto XVI, impulsó una «renovación de la vida cristiana» en Cuba.
El colaborador más cercano del Papa en la guía de la Santa Sede esperó asimismo que se dé un «nuevo impulso a las relaciones entre el Estado y la Iglesia católica en Cuba».
El purpurado arribó en la noche del 20 de febrero a La Habana procedente de Roma, iniciando así seis días de intensa actividad para conmemorar el décimo aniversario de la histórica visita que hiciera a la isla el Papa Juan Pablo II.
Fue recibido en el aeropuerto internacional «José Martí» por el arzobispo de La Habana, cardenal Jaime Ortega, el nuncio apostólico en Cuba, monseñor Luigi Bonazzi, monseñor Juan García, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba y otros pastores de la Iglesia local.
Acudieron también a recibir al alto representante de Benedicto XVI, el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Felipe Pérez Roque, y la señora Caridad Diego, jefa de la Oficina de Atención a Asuntos Religiosos del Partido Comunista de Cuba.
En la mañana de este jueves, el cardenal se reunió con la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba (COCC) en la Casa Sacerdotal San Juan María Vianney.
El cardenal Bertone se dijo «plenamente convencido» de que el aniversario de la visita del Papa Karol Wojtyla a Cuba será «un tiempo de gracia abundante y una ocasión privilegiada para impulsar una intensa labor pastoral que, por un lado, permita consolidar los frutos espirituales ya cosechados durante estos años y, por otro, produzca una honda renovación de la vida cristiana en todo el Pueblo de Dios que camina en esta hermosa tierra».
En Cuba, explicó el purpurado italiano, «se hace hoy de manera tangible la verdad de las palabras de Jesucristo: «La mies es abundante y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe operarios a su mies» (Mateo 9,37-38)».
A la oración, añadió, «debe ir vinculada una acción pastoral vocacional seria, sistemática y capilar, que haga llegar al corazón de los jóvenes cubanos el llamado a una entrega incondicional al Señor y a su Reino de amor, los acompañe con paciencia, delicadeza y solicitud en todas las etapas del discernimiento vocacional y muestre a las familias y comunidades cristianas la belleza de una vida totalmente dedicada a Cristo y a la Iglesia».
Por otra parte, el cardenal confesó «la esperanza de que la celebración de este aniversario de la visita del Papa Juan Pablo II a esta bendita tierra contribuya a dar un nuevo impulso a las relaciones entre el Estado y la Iglesia católica en Cuba, para que en espíritu de respeto y entendimiento mutuo, la Iglesia pueda llevar a cabo plenamente su misión, estrictamente pastoral y al servicio de sus fieles, con la debida libertad».
A continuación, el cardenal mantuvo un coloquio con los obispos en el que, como él mismo anunció, se buscaba dialogar sobre el «importante aspecto de las relaciones entre la Iglesia y el Estado».