QUITO, lunes, 25 febrero 2008 (ZENIT.org).- La Conferencia Episcopal Ecuatoriana ha lanzado una campaña de solidaridad a favor de los damnificados por las inundaciones en ese país, así como por las erupciones del volcán Tungurahua.
Un comunicado emitido por la secretaría general del episcopado anuncia que la tradicional campaña de Cuaresma, que realiza la Iglesia en el país con el nombre MUNERA, se dedicará en esta ocasión a atender a los damnificados por las inundaciones en la costa y algunos sectores de la sierra y Amazonía.
Este lunes se enviaban 2000 raciones de alimentos para los damnificados de las Provincias de Los Ríos y Manabí.
Conjuntamente con Catholic Relief Services (CRS), la Cáritas de los Estados Unidos, la Conferencia Episcopal ha entregado medicinas, agua, mosquiteros y útiles de aseo por un monto de 10 mil dólares. La ayuda fue destinada a las familias del sector urbano marginal de la Provincia de los Ríos.
La Iglesia explica que hacen falta «víveres no perecibles, ropa, medicinas y dinero». Pueden ser entregados desde en la Radio Católica Nacional, en las Curias Diocesanas y en las Parroquias para que, a través de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, sean distribuidos a los damnificados, «con particular atención a los sectores a donde no llega la ayuda gubernamental».
El episcopado agradece «la generosidad de todos, implorando la protección de Dios para nuestros hermanos que por efectos de estas inundaciones han perdido sus cultivos, están sin vivienda, carecen de alimentos y vestido y padecen enfermedades».
Ecuador ha quedado afectado por el fenómeno climático La Niña desde finales de enero, provocando las peores lluvias en los últimos diez años en la nación. Unas 250.000 personas han quedado afectadas.
El país sufrió a inicios de febrero la erupción del volcán Tungurahua, en el centro del país, que expulsó columnas de ceniza y piedras incandescentes, obligando a la evacuación de cientos de habitantes de las inmediaciones del coloso.
Este domingo Benedicto XVI Benedicto XVI hizo un llamamiento a la opinión pública mundial a «una solidaridad fraterna» para que la población de Ecuador pueda superar lo antes posible las consecuencias de las inundaciones.