El obispo de Cuautitlán, monseñor Guillermo Ortiz Mondragón, afirmó en la presentación del encuentro que este evento es «una oportunidad para fortalecer esta identidad en cada Diócesis de la Iglesia que peregrina en México» y al mismo tiempo para «trasmitir a todos los niños y adolescentes la invitación de Iglesia para encontrarse con Jesucristo de modo que, en comunión con los pastores, sean también misioneros del Evangelio en su familia, en su escuela, en su ambiente».
Para el Congreso se eligió al mensajero de la Virgen de Guadalupe, san Juan Diego Cuauhtlatoatzin, nativo de Cuautitlán, como modelo para ser como él, discípulos y misioneros. Por ello el lema del congreso fue «Que seas como san Juan Diego, discípulo y misionero». Y las catequesis giraron en torno a la figura de San Juan Diego, en coincidencia, también, con el documento de los obispos latinoamericanos en Aparecida.
«Seguramente este XIII Congreso de la Infancia y la Adolescencia Misionera --concluye el obispo de Cuatitlán-- nos dará a todos la oportunidad de tomar conciencia de nuestro ser Iglesia Misionera y de ver en San Juan Diego Cuauhtlatoatzin un modelo para aprender a ser discípulos y misioneros».
El Congreso se realiza cada dos años y es organizado por las Obras Misionales Pontificias junto con la Comisión de pastoral Infantil y Juvenil de la Conferencia del Episcopado Mexicano.