CIUDAD DEL VATICANO, martes, 13 mayo 2008 (ZENIT.org).- En los momentos de crisis moral la Iglesia no es sólo maestra, sino también y ante todo madre, explica Benedicto XVI.
El Papa hizo su observación al analizar el sábado pasado la difícil situación que está atravesando Hungría al recibir a sus obispos con motivo de la quinquenal visita «ad limina apostolorum».
«Por desgracia el largo período del régimen comunista ha marcado profundamente a la población húngara y todavía se notan las consecuencias: en particular, se constata en muchos una cierta dificultad para fiarse de los demás, típica de quien ha vivido durante mucho tiempo en un clima de sospecha», constató el Papa.
«El sentido de inseguridad se ha acentuado, además, a causa de la difícil coyuntura económica, que un consumismo desconsiderado no contribuye a mejorar», siguió diciendo.
Las personas, aclaró, «incluidos los católicos, resienten en general esa «debilidad» de pensamiento y de voluntad que es sumamente común en nuestros días».
Como consecuencia, dijo, hoy es difícil lograr «una seria profundización teológica y espiritual, pues con frecuencia falta la preparación intelectual, por un lado, y por otro, la referencia objetiva a las verdades de la fe»
En este contexto, aseguró, «la Iglesia tiene que ser ciertamente maestra, pero mostrándose siempre y ante todo madre, par favorecer el crecimiento de la reciproca confianza y de la promoción de la esperanza».
Con este espíritu, el Papa alentó a los obispos a apoyar a las familias, así como la educación de los jóvenes.