JAFFNA, jueves, 15 mayo 2008 (ZENIT.org).- La Iglesia católica de Sri Lanka ha denunciado las terribles consecuencias de la violencia que divide a la etnia cingalesa de la tamil.
Un informe de la Comisión Justicia y Paz de la diócesis de Jaffna subraya, según informa hoy el diario vaticano «L’Osservatore Romano», que en el curso de los actuales violentos enfrentamientos en su territorio entre el ejército y los guerrilleros del movimiento de los «Tigres por la liberación de la patria Tamil», cada vez más a menudo se implica a los niños reclutados a la fuerza y obligados a combatir por los extremistas o raptados y a veces asesinados por hombres de uniforme.
Según el informe de la diócesis, algunos niños que viven en las zonas del conflicto han sufrido incluso torturas. Otros niños, en cambio, han sido arrebatados de sus casas y hechos desaparecer. A veces los cadáveres de los raptados son encontrados pasado el tiempo en lugares distantes de sus viviendas. Muchas víctimas muestran signos de tortura.
En el documento de la Comisión Justicia y Paz de la diócesis de Jaffna, se subraya también que los bombardeos de la aviación del Gobierno de Colombo no sólo golpean a las bases de los guerrilleros sino a menudo causan numerosas víctimas en zonas densamente habitadas.
El informe lanza la alarma sobre el futuro de una sociedad que define como «enferma mentalmente» a causa de los traumas que el conflicto provoca a las nuevas generaciones. Muchos sacerdotes reciben confidencias de niños y niñas que tienen incluso miedo de participar en los servicios fúnebres de sus coetáneos muertos durante los eventos bélicos. El temor es el de ser considerados colaboradores de la guerrilla sólo por haber mostrado su pésame.
El problema de los niños y adolescentes reclutados por la fuerza en las filas de los guerrilleros no es nuevo en un Sri Lanka despedazado por el conflicto interétnico.
Según un informe del Ministerio de Servicios Sociales del Gobierno de Colombo –informa la agencia Asianews–, los reclutamientos forzados de los jóvenes estudiantes en las filas de los guerrilleros del movimiento de los «Tigres» incide duramente sobre la marcha del año escolar en las zonas turbadas por el conflicto.
El informe cita el caso de Vanni, un centro del norte de Sri Lanka en el que la guerrilla tiene sus fortalezas. De los datos proporcionados por el Ministerio de Colombo resulta que en Vanni sólo el 7-8% de los alumnos de las escuelas públicas lograron el año pasado hacer los exámenes de nivel avanzado.
En el informe se subraya que los «Tigres» han lanzado una campaña de reclutamiento que tiene el objetivo de reclutar a sesenta mil niños arrebatando uno de cada familia en la península de Jaffna.
En consecuencia, cada vez menos estudiantes asisten a la escuela y todavía menos se presentan a los exámenes por miedo a que al salir de casa puedan ser raptados por los guerrilleros.
Según un informe de UNICEF, desde la firma del alto al fuego en 2002 entre ejército y rebeldes han sido reclutados forzadamente más de cinco mil seiscientos niños soldados. Actualmente esta cifra podría resultar muy superior.
Los datos hasta ahora difundidos por UNICEF sobre el fenómeno de los niños soldado están actualizados hasta 2007. De las estadísticas resulta que la edad media de los nuevos reclutas está en torno a los 16 años pero son numerosas las excepciones de chicos y chicas obligados a combatir apenas de doce o trece años. El 60% de los jóvenes reclutas, según UNICEF, está compuesto por varones, mientras que las niñas ascienden al 40%.
Sigue todavía impresa en la memoria de muchos habitantes de Sri Lanka la masacre del 14 de agosto de 2006, cuando la aviación del gobierno de Colombo bombardeó un instituto matando a 61 niñas e hiriendo a otras 150.
El comando militar se defendió de las acusaciones de injustificada masacre sosteniendo que en realidad el instituto era una base de los «Tigres» y que los jóvenes allí presentes eran niños soldado y por esto considerados terroristas.
Un grupo formado por miembros de UNICEF y de la «Sri Lankan Monitoring Mission», que se trasladó al lugar inmediatamente después de la masacre, proporcionó una información diversa. Según su informe, las víctimas «eran niños y niñas llegados de las escuelas cercanas para dos días de prácticas sobre primeros auxilios». Se desconocen todavía los organizadores de aquella trágica reunión.
Traducido del italiano por Nieves San Martín