CIUDAD DEL VATICANO, viernes, 23 mayo 2008 (ZENIT.org).- Benedicto XVI recordó este viernes la vida del fallecido cardenal Bernardin Gantin, el primer africano en ser presidente de una congregación vaticana, como una «síntesis maravillosa de la cultura e identidad africana y de los valores evangélicos».
El Papa recordó la figura del cardenal originario de Benín, decano emérito del Colegio Cardenalicio, en la homilía que pronunció en la basílica de San Pedro después de la santa misa en sufragio por el difunto purpurado, fallecido el 13 de mayo a los 86 años.
«¡Que en su encuentro con Cristo, este nuestro hermano implore para nosotros, y en especial para su amada África, el don de la paz!», deseó el Papa.
El pontífice recodó que el purpurado fue «el primer eclesiástico africano que desarrolló encargos de altísima responsabilidad en la Curia Romana, siempre con su característico estilo humilde y sencillo».
Su secreto, aseguró, estaba en seguir el consejo que le dejó su madre al ser creado cardenal: «Non dimenticarti mai del lontano e piccolo villaggio dal quale proveniamo».
En 1971, Pablo VI quiso que este purpurado africano viniera a Roma, primero como Secretario adjunto y luego como Secretario de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos.
En 1975 el mismo Pontífice lo eligió como vicepresidente y más tarde como presidente de la Pontificia Comisión Justicia y Paz, junto con la presidencia del Pontificio Consejo Cor Unum. En 1984, el Siervo de Dios Juan Pablo lo nombró Prefecto de la Congregación para los Obispos y Presidente de la Pontificia Comisión para América Latina. Cargo que desempeñó hasta hace diez años, dejándolo por límites de edad.
En su homenaje al cardenal Gantin, Benedicto XVI ha destacado el profundo amor a Cristo de este «hermano y amigo», su «disponibilidad a la escucha y al diálogo con todos» y «su infatigable servicio sin ambiciones meramente humanas».
Servicio en la Curia Romana que culminó cuando, al cumplir 80 años de edad, dimitió como Decano del Colegio Cardenalicio para volver a Benín, entre su gente, reanudando su actividad evangelizadora en tierra africana: «Que lo acompañe en la última etapa de su viaje terrenal nuestra oración a la Virgen María, Reina de África, de la que fue tiernamente devoto. Su muerte ocurrió en una significativa fecha mariana, el 13 de mayo, memoria de Nuestra Señora de Fátima. Que la Virgen lo entregue en las manos misericordiosas del Padre celestial y lo presente con alegría en la Casa del Señor, hacia donde nos encaminamos todos».
Sin esconder la emoción, el obispo de Roma evocó «los recuerdos personales» que le unen al cardenal Gantin. Juntos recibieron la birreta cardenalicia de manos del Papa Pablo VI, hace 31 años.
«Hemos colaborado juntos aquí en la Curia Romana, manteniendo frecuentes contactos que me han permitido apreciar cada vez más su prudente sabiduría, así como su fe sólida y su sincero apego a Cristo y a su vicario en la tierra, el Papa -confesó Benedicto XVI–.
«Cincuenta y siete años de sacerdocio, cincuenta y uno de episcopado y treinta y uno de púrpura cardenalicia –recordó–. Esta es la síntesis de una vida empleada en la Iglesia».
Fue el mismo Papa quien recorrió las etapas de la vida de su amigo, desde su ordenación sacerdotal en 1951, a la episcopal en 1957, a los 34 años; su ministerio como arzobispo de Cotonú, la capital de su país, Benin, que le convirtió en el primer metropolitano de Àfrica.
En 1971, Pablo VI le llamó a Roma para ser secretario adjunto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y tras asumir pocos años después la presidencia, fue nombrado en 1976 también presidente de la Comisión Pontificia Justicia y Paz.
El mismo Pablo VI le creó cardenal en 1977 y en 1984, Juan Pablo II lo nombró prefecto de la Congregación para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina.