SYDNEY, jueves, 10 julio 2008 (ZENIT.org).- La Jornada Mundial de la Juventud 2008 es un evento evidentemente católico pero sus organizadores están aprovechando la oportunidad para promover el diálogo con otras denominaciones cristianas y otros credos.

Una reciente rueda de prensa reveló los planes del equipo organizador para construir puentes entre estos grupos durante el Festival Joven de la JMJ a través de actos de solidaridad, exhibiciones artísticas y presentaciones teológicas y musicales.

La rueda de prensa pareció serenar a los medios laicos australianos, que han estado lanzando ideas sobre la "amenaza de intentos de conversión" y potenciales "eventos antisemíticos" como el Vía Crucis.

El cardenal George Pell y su equipo no se sintieron intimidados por las acusaciones y responden que el evento es católico pero inclusivo.

Como subrayó el cardenal a los asistentes a la rueda de prensa, el hecho es que los católicos representan el mayor contingente de las religiones en la nación anfitriona de la JMJ 2008, seguidos de los anglicanos, otros protestantes, judíos y musulmanes.

El cardenal dio luego la palabra a un panel de representantes de cada uno de estos grupos que, en cambio, apoyaron el evento de todo corazón.

El rabino de la Gran Sinagoga de Sydney, Jeremy Lawrence, declaró a Zenit a continuación que la comunidad judía aprecia verdaderamente la calidez y respeto mostrados por los organizadores católicos de la JMJ.

Refiriéndose a la declaración del Concilio Vaticano II sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas, la calificó de "tangible continuación del espíritu de Nostra Aetate y legado y previsión de Juan Pablo II".

El rabino Lawrence añadió que "la visita de Benedicto XVI, que ha creado fuertes lazos con el rabino jefe de Roma y ha sido personalmente ayuda y guía en tratar asuntos de doctrina y liturgia con estudiantes del rabinato, prioriza y se centra en la fe que es importante para la sociedad australiana".

La reverenda Tara Curlewis, presidente del Consejo Ecuménico de Nueva Gales del Sur, y ministra de la Iglesia Unida, estuvo de acuerdo, afirmando que "independientemente de cómo damos culto a Dios, la JMJ es una oportunidad de encender la llama de Dios en medio de nosotros".

Recordó a los asistentes que "la religión puede ser una gran fuerza para unir nuestro mundo en lugar de dividir a la gente".

El obispo auxiliar de Sydney Anthony Fisher, coordinador de la JMJ, señaló en qué modo estas palabras han sido puestas en acción cuando "miembros de otras Iglesias cristianas, comunidades eclesiales y tradiciones religiosas abren sus casas a la estancia de los peregrinos o se unen a nuestro ejército -nuestros anfitriones celestiales- como voluntarios amigables [...] incluso la Escuela Islámica de Greenacre, Malek Fahed, ha ofrecido su disposición a albergar a 300 peregrinos".

Ikebal Patel, presidente de la Federación Australiana de Consejos Islámicos, apoyó esta idea, diciendo: "Pienso que como musulmanes en Australia, queremos demostrar muy positivamente que somos parte de la comunidad".

El obispo Fisher anunció que algunos de los centros de oración tendrán una dimensión ecuménica, especialmente el dirigido por la Comunidad de Taizé.

Además está el foro titulado "Australianos todos: cara a cara y fe a fe", en el que intervendrán líderes católicos, así como líderes y grupos comunitarios judíos, islámicos, budistas e hindúes.

"Y sin citar todos los 300 eventos -añadió el obispo Fisher--, puedo mencionar los talleres de danza de una mujer judía; el evento 'Music Talks Peace' en la sinagoga donde artistas musulmanes, judíos y cristianos actuarán juntos, y por supuesto nuestra muy respetuosa y conmovedora interpretación de las Estaciones de la Cruz.. ecuménica en el sentido de que es enteramente una versión neotestamentaria-escriturística del relato del último día de Cristo".

El cardenal Pell cerró el encuentro con la reflexión de que "la JMJ demostrará que toda verdadera fe se empareja con la esperanza y el amor, y esta verdadera religión debe ser una fuente de paz".

Por Catherine Smibert, traducido del inglés por Nieves San Martín