SYDNEY, viernes, 11 julio 2008 (ZENIT.org).- En perfecto horario, ha estallado un supuesto escándalo que trata de involucrar al cardenal George Pell, arzobispo de Sydney, la ciudad que acoge las Jornadas Mundiales de la Juventud.
El purpurado ha sido acusado de haber gestionado de manera inadecuada las denuncias de abuso sexual contra un sacerdote en el año 2003. Anthony Jones, quien hoy tiene 54 años, ha acusado al padre Terrence Goodall de abusos sexuales en 1982.
Goodall presentó su renuncia, el 25 de julio de 2003, a petición del cardenal Pell, quien le había amenazado con usar el Derecho Canónico para provocar su dimisión.
De todos modos, el cardenal reconoció en una carta enviada a Jones que consideraba insuficientes las pruebas de la acusación de violación.
Nuevas pruebas sacadas a relucir esta semana bajo forma de conversación telefónica grabada demostrarían que Goodall admitió ante Jones que la relación no fue consentida. En ellas se basa la campaña que han querido lanzar los medios australianos para acusar al cardenal de incompetencia.
A la luz de los comentarios de Goodall, el cardenal Pell emitió este jueves una declaración en los que afirma que ha «formalmente transmitido las cuestiones planteadas esta semana a una comisión consultiva independiente», guiada por el antiguo juez de la Corte Suprema de Nueva Gales del Sur, Bill Preistley, quien presentará al cardenal de las opciones posibles.
Forman parte de la comisión un sacerdote, así como expertos en derecho, negocios y psiquiatría, que se rigen por protocolos orientados a favorecer la curación de la víctima.
En respuesta a las acusaciones publicadas por los periódicos australianos, jóvenes del país han organizado una serie de blogs, foros, y sitios sociales en Internet a favor del cardenal, en los que le ofrecen oraciones y apoyo.
Por Catherine Smibert, traducción del inglés por Jesús Colina