Filipinas: Llamamiento de obispos y líderes islámicos por la paz en Mindanao

Piden conservar la calma, en particular a gobierno y al Frente Moro Islámico

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MANILA, jueves, 21 de agosto de 2008 (ZENIT.org).- La Conferencia de Obispos y Ulemas de Filipinas (BUC) ha hecho un llamamiento urgente tanto al gobierno filipino como al Comité Central del Frente Moro Islámico de Liberación (MILF) a cesar las hostilidades en Mindanao.

La declaración, publicada este miércoles, está firmada por el arzobispo de Davao, monseñor Fernando Capalla, por el arzobispo emérito Hilario Gomez, y por el representante de la Liga de Ulemas de Filipinas, Hamid Barra.

En ella, los líderes católicos e islámicos piden a ambas partes que busquen una tregua inmediata, en la que se incluya el repliegue de las tropas y la entrega de cautivos y rehenes, y que se restaure el orden en la zona del norte de Cotabato y Lanao, especialmente en las ciudades de Kidapawan e Iligan.

Además, se pide una actuación urgente en favor de los miles de desplazados a causa del conflicto, «con especial atención a los pobres, los enfermos, los bebés y los niños pequeños». Por otro lado, la Conferencia pide a los medios de comunicación que eviten dar informaciones que puedan interpretarse como una provocación por parte de los combatientes.

Por otro lado, en otro comunicado conjunto hecho público este jueves por el servicio informativo de la Conferencia Episcopal de Filipinas (CBCP), los representantes católicos y musulmanes de Mindanao condenan la violencia en la zona de Lanao del Norte, y la «innecesaria pérdida de vidas humanas y propiedades».

Este segundo comunicado lo firman monseñor Antonio Ledesma, arzobispo de Cagayan de Oro, monseñor Edwin A. de la Pena, obispo de Marawi, monseñor Elenito D. Galido, obispo de Iligan, el representante del Movimiento Cristiano Musulmán por el Diálogo y la Paz de Lanao, Alim Elias Macarandas, y el presidente de la Liga de Ulemas de Filipimas, Alium Lucman T. Alawi.

«Los incidentes del conflicto armado y la violencia en Lanao del Norte nos ha entristecido profundamente como líderes religiosos de las comunidades cristianas y musulmanas», afirman.

Los líderes católicos y musulmanes condenan los actos de violencia y muestran su «profunda simpatía» hacia las víctimas, al tiempo que piden que se haga justicia «contra los responsables de estos crímenes».

«En estos momentos en que se mezclan demasiados sentimientos de rabia, miedo, odio y confusión, pedimos a nuestras comunidades musulmanas y cristianas que conserven la calma y la fidelidad a su llamada como criaturas del Dios Todopoderoso y Misericordioso», añade la declaración.

Los obispos y ulemas de Mindanao prometen realizar todos los esfuerzos posibles para «promover la paz» en sus respectivas comunidades locales, en lo que describen como «paz de todos y para todos».

Diálogo interreligioso y paz

En unas declaraciones publicadas en la edición italiana del diario vaticano «L’Osservatore Romano», monseñor Antonio Ledesma, obispo de Cagayan de Oro y presidente de la Comisión Episcopal para el Diálogo Interreligioso, subrayó el importante papel que la Conferencia conjunta de Obispos y Ulemas de Filipinas está teniendo en la búsqueda de la paz.

De hecho, en estos días, medios de comunicación filipinos han especulado sobre una posible mediación de la Conferencia en el conflicto.

Al respecto, monseñor Ledesma, si bien no confirmó directamente este extremo, aseguró que este organismo, que no tiene carácter político, «hará todo lo posible, dentro de su ámbito, para que se llegue cuanto antes a un acuerdo que asegure una paz duradera en el país».

«Lo que la Conferencia puede hacer es contribuir a que se cree entre las partes un clima de confianza mutua», explicó, ayudando a «focalizar mejor los temas de la convivencia y del diálogo entre cristianos y musulmanes».

Se trata de evitar que, con el pretexto de alcanzar la paz, se provoque la separación de las poblaciones cristiana y musulmana, en un territorio en que ambas han convivido siempre de forma pacífica.

«Los miembros de la Conferencia de Obispos y Ulemas llevan a cabo desde hace tiempo programas de diálogo interreligioso y acciones de asistencia tanto a pobres cristianos como a musulmanes. Como tantos voluntarios religiosos y laicos de ambos credos ya están poniendo en práctica, los cristianos deben vivir y trabajar juntos en el mutuo respeto de sus creencias, tradiciones y peculiaridades».

Según monseñor Ledesma, los miembros de esta Conferencia «poseen no sólo cualidades morales y un sólido conocimiento de las recíprocas esferas religiosas», sino que son «quienes mejor conocen las necesidades reales de sus fieles».

Sobre la colaboración entre ambas religiones, el prelado añadió que la Iglesia católica de Filipinas «ha acudido siempre en ayuda de los pobres sin distinción de credos».

«En esta acción caritativa siempre ha sido ayudada en Mindanao por un número, al principio pequeño pero cada vez más numeroso, de líderes religiosos y laicos voluntarios musulmanes, que han tomado conciencia del papel de las religiones en la sociedad», añadió.

Por Inmaculada Álvarez

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ZENIT Staff

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