CIUDAD DE MÉXICO, lunes, 4 agosto 2008 (ZENIT.org).- La Iglesia católica es líder mundial en la lucha contra el sida, aunque la opinión pública desconoce la labor que está realizando, según el consejero de Cáritas Internacional para esta materia.

Monseñor Robert Vitillo, quien participa en la Conferencia Mundial del Sida, que se celebra del 3 al 8 de agosto, considera al mismo tiempo que la abstinencia y la fidelidad, no reciben la atención que merecerían entre los expertos e investigadores.

Unos 25.000 científicos, médicos, políticos, responsables, asociaciones, actores sobre el terreno participan en esta conferencia.

El cardenal Javier Lozano Barragán, presidente del Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud, ha informado que el 25% de los enfermos de sida del mundo son atendidos en instituciones católicas.

En declaraciones a Zenit, monseñor Vitillo considera sin embargo que no se conoce la extraordinaria acción de la Iglesia contra el sida en todo el mundo y que él sintetiza en tres puntos.

En primer lugar, la misión de la Iglesia es "enseñar a la gente tanto los hechos relativos a esta pandemia, como los valores permanentes que deberían fundamentar nuestra respuesta".

"Esto incluye tanto la prevención de la ulterior difusión del virus VIH --observando la abstinencia sexual fuera del matrimonio, así como la fidelidad en el matrimonio-- como el amor a los enfermos, la solidaridad, la superación de la discriminación y el rechazo".

La segunda misión de la Iglesia, en este contexto, es "servir a las personas", aclara.

"Además de Caritas otras muchas organizaciones católicas que están trabajando para ayudar a las personas afectadas por el VIH".

"En este sentido, las organizaciones de Cáritas a nivel regional, nacional, diocesano y parroquial han desempeñado, y siguen desempeñando, un papel importante, organizando la asistencia sanitaria, servicios sociales, apoyo emocional, actividades que generan ingresos, atención a los huérfanos, programas de apoyo y autoayuda con y para personas que conviven con el virus", informa el consejero. 

"Además de Cáritas, hay otras muchas organizaciones católicas trabajando para ayudar a los afectados por el virus VIH".

No es un castigo de Dios

En tercer lugar, añade, la Iglesia ofrece "atención pastoral a las personas que conviven con el virus".

"Muchas personas que conocen de primera mano el impacto del virus tratan de profundizar su relación con Dios, especialmente cuando tienen que afrontar el desafío que les plantea el virus a ellos o a sus seres queridos", aclara.

"Ellos también tratan de comprender que este virus no es un 'castigo de Dios'. Obispos y conferencias episcopales, al igual que el Papa Juan Pablo II, han afrontado este argumento con mucha claridad, explicando que, según la doctrina católica, Dios no 'castiga' a la gente enviándoles enfermedades".

Información de Karna Swanson