CASTEL GANDOLFO, domingo 24 de agosto de 2008 (ZENIT.org) “ La misión de Pedro, y de sus sucesores, es precisamente la de servir a esta unidad de la única Iglesia de Dios”, explicó hoy el Papa a los peregrinos congregados en el patio del palacio apostólico de Castel Gandolfo para el rezo del Ángelus.
Benedicto XVI dedicó su reflexión al evangelio de hoy, que relata la profesión de fe del apóstol Pedro, a profundizar en el “ministerio petrino” y a su “particular misión” en relación con la unidad de la Iglesia.
El Papa citó el diálogo entre Jesús y Pedro: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo. A esta inspirada profesión de fe por parte de Pedro, Jesús replica: Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del reino de los cielos”.
“Fue la primera vez que Jesús habla de la Iglesia, cuya misión es la actualización del diseño grandioso de Dios de reunir en Cristo a la humanidad entera en una única familia”, explicó.
En este sentido, añadió, “la misión de Pedro, y de sus sucesores, es precisamente la de servir a esta unidad de la única Iglesia de Dios formada por judíos y paganos”.
“El ministerio indispensable de Pedro es el de hacer que la Iglesia no se identifique nunca con una sola nación, con una sola cultura, sino que sea la Iglesia de todos los pueblos, para hacer presente entre los hombres , marcados por numerosas divisiones y contrastes, la paz de Dios y la fuerza renovadora de su amor”.
“Servir por tanto a la unidad interior que proviene de la paz de Dios, la unidad de cuantos en Jesucristo se han convertido en hermanos y hermanas: ésta es la misión peculiar del Papa, Obispo de Roma y sucesor de Pedro”, explicó el Papa.
Benedicto XVI confió a los presentes que esta tarea comporta una “enorme responsabilidad”, frente a la cual él mismo necesita ser sostenido por la oración de los fieles.
“Advierto cada vez más el compromiso y la importancia del servicio a la Iglesia y al mundo que el Señor me ha confiado. Por esto os pido, queridos hermanos y hermanas que me sostengáis con vuestra oración, para que, fieles a Cristo, podamos juntos anunciar y testimoniar su presencia en este nuestro tiempo”, dijo el Papa a los presentes.
Por otro lado, el Papa se refirió a la pregunta que Jesús dirige a sus discípulos, “¿Y vosotros quién decís que soy yo?”, afirmando que esta pregunta “se dirige a nosotros los cristianos, pero al mismo tiempo a todo hombre y mujer”.
La Iglesia continúa hoy repitiendo la solemne profesión de Pedro, añade el Papa. “¡Sí, Jesús, tú eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo! Lo hacemos con la conciencia de que Cristo es el verdadero “tesoro” por el que vale la pena sacrificarlo todo”.
“Él es el amigo que nunca nos abandona, porque conoce las esperanzas más íntimas de nuestro corazón. Jesús es el “Hijo del Dios vivo”, el Mesías prometido, venido a la tierra para ofrecer a la Humanidad la salvación y para satisfacer la sed de vida y amor que habita en todo ser humano”.
“¡Qué beneficio tendría la humanidad si acogiera este anuncio que trae consigo la alegría y la paz!”, añadió el Papa.
Por Inmaculada Álvarez