Una congregación japonesa se establece en Argentina

Las Hermanas de la Caridad de Miyazaki

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MATHEU, domingo, 24 agosto 2008 (ZENIT.org).- El pasado 15 de agosto tuvo lugar en Matheu, Argentina, la misa inaugural del establecimiento en la diócesis de Zárate-Campana de una congregación japonesa con la participación de superiores salesianos, la madre general de Japón y las provinciales de América Latina.

Pasado más de un año de encuentros, negociacions, estudios pastorales y reuniones con el obispo Oscar Sarlinga y el consejo episcopal -informa a Zenit la Diócesis–, las Hermanas de la Caridad de Miyazaki inauguran su servicio del Pueblo de Dios en la diócesis de Zárate-Campana, en la ciudad de Matheu, perteneciente al partido de Belén de Escobar. El instituto religioso es de derecho pontificio, habiendo sido fundado el 15 de agosto de 1937 por el padre Antonio Cavoli, en Miyazaki, Japón.

La iniciativa y el perseverante trabajo apostólico fue del Padre Orlando Puppo, SDB, provincial del Japón (argentino, originario de Matheu), y a un grupo de señoras del mismo Matheu (partido de Escobar), dedicadas a la evangelización y a la catequesis.

La Congregación tiene origen japonés. El fundador era sacerdote salesiano, nacido en San Giovanni in Marignano, Italia, el 4 de agosto de 1888 y fallecido el 22 de noviembre en Tokio, Japón, donde trabajó como misionero desde 1926.

La congregación fue fundada para la asistencia a los pobres desamparados por la guerra. Su lema: «Bienaventurados los misericordiosos» y «Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio».

La sede de la congregación está en Tokio, y cuenta con cerca de 1.000 hermanas, con un total de 167 casas (a la que se agrega ahora 168, en Zárate-Campana), esparcidas en Japón, Korea, Filipinas, Australia, Papúa-Nueva Guinea, Italia, Alemania, Estados Unidos, Bolivia, Perú, Brasil, y ahora Argentina.

El padre Cavoli, quien antes de fundar la congregación era párroco de Miyazaki, había formado allí una asociación de laicas de San Vicente de Paúl, que se desenvolvió con mucho éxito durante casi un decenio. Esta asociación estaba compuesta por jóvenes y señoras, las cuales, movidas por la caridad cristiana, tenían un centro de acogida en un asilo construido por el padre Cavoli, para niños, ancianos y enfermos, abandonados por la sociedad de su época.

La vida de las asociadas era de ilimitada confianza en la Providencia, mientras el fundador las animaba y les daba testimonio. Al estallar la segunda guerra mundial, la inestabilidad de las condiciones sociales, políticas y económicas, en especial para los extranjeros, hizo ver con más fuerza la necesidad de formar una congregación, formada por japonesas nativas.

Las Hermanas de la Caridad (conocidas en Japón como «Cáritas-Kai») ejercen un apostolado en las obras de caridad y en todo género de actividades, teniendo presentes las necesidades locales. Consideran que la caridad consiste, sí, en llevar el bienestar físico a los individuos, las familias y la sociedad, pero no sólo, sino que trabajan con celo para la salvación, con un concepto integral de promoción social, enseñando la moral cristiana e inspirándose siempre del espíritu evangélico. Actualmente trabajan en escuelas, guarderías, asilos para ancianos y niños, comedores públicos, hospitales, ambulatorios, prensa, librería, artículos religiosos, servicios parroquiales, visitas a hospitales y casas, coordinación de reuniones de pastoral, seminarios catequísticos y otras actividades.

Por tradición fundacional, la congregación visita siempre a las familias de los enfermos y de los pobres, proporcionándoles asistencia espiritual, moral y material, y ayudándolos a llevar una vida humana y cristiana digna.

En la diócesis de Zárate-Campana, y a raíz de los sucesivos diálogos con el Sr. Obispo y sacerdotes, las hermanas se dedicarán a la promoción integral de la persona humana, con una especial atención a la niñez, a los enfermos, así como tendrán en cuenta las necesidades de la misión para con la numerosa comunidad de origen boliviano y de origen japonés en la región.

Este año se celebra precisamente el año centenario de la llegada de los primeros inmigrantes japoneses a América Latina, en Brasil.

 

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ZENIT Staff

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