CIUDAD DEL VATICANO, miércoles, 27 agosto 2008 (ZENIT.org).- El mundo tiene sed del Evangelio y necesita nuevos apóstoles, como lo fue san Pablo, en los orígenes del cristianismo, aseguró este miércoles Benedicto XVI.
El pontífice continuó en la audiencia general, concedida en el Aula Pablo VI del Vaticano a ocho mil peregrinos, la serie de catequesis que está ofreciendo sobre el apóstol de las gentes.
En este año paulino, que concluirá el 29 de junio, el pontífice dedicó este encuentro a presentar una breve biografía de Saulo de Tarso, en la que destacan sus incansables misioneros que permitieron que el cristianismo se abriera a los no judíos, adquiriendo un perfil universal.
«Se dedicó al anuncio del Evangelio sin ahorrar energías, afrontando una serie de duras pruebas», recordó el pontífice
«Su compromiso sólo se explica con un alma verdaderamente fascinada por la luz del Evangelio, enamorada de Cristo, un alma basada en una convicción profunda: es necesario llevar al mundo la luz de Cristo, anunciar el Evangelio a todos», aclaró.
El obispo de Roma analizó las peripecias del perseguidor de cristianos que se convertiría en el apóstol de Jesús en el mundo entonces conocido, con este objetivo: «ver su pasión por el Evangelio, intuir así la grandeza, la hermosura, es más la necesidad profunda del Evangelio para todos nosotros».
Pidió las oraciones de los creyentes para que «el Señor, que hizo ver su luz a Pablo, que le hizo escuchar su Palabra, que tocó su corazón íntimamente, nos haga ver también a nosotros su luz, para que también nuestro corazón quede tocado por su Palabra y también nosotros podamos dar al mundo de hoy, que tiene sed, la luz del Evangelio y la verdad de Cristo».
Tras la audiencia general el Santo Padre regresó en helicóptero a la residencia pontificia de Castel Gandolfo, donde cumple con sus actividades ordinarias en estos días de verano.