Pesar de los obispos por despenalización del aborto en México D.F.

La lucha por el reconocimiento del derecho a la vida del no nacido “sigue adelante”, afirman

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CIUDAD DE MÉXICO, viernes 29 de agosto de 2008. (ZENIT.org / El Observador). Los obispos de México se pronunciaron públicamente sobre la decisión de la Justicia mexicana de ratificar la ley que despenaliza el aborto, afirmando que “la vida humana es un don, un regalo y un derecho que siempre se debe valorar, cuidar y proteger”.

Este pronunciamiento se produjo tras conocer la resolución que tomó la mayoría de los ministros que componen la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), en la cual se ratifica la vigencia constitucional de la ley que despenaliza el aborto hasta las 12 semanas de gestación en el Distrito Federal, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).

El día de ayer, jueves, ocho de los once ministros que componen el pleno de la SCJN votaron en contra del proyecto mediante el cual se pretendía revocar la constitucionalidad de la ley que despenaliza el aborto en la capital del país y que entrara en vigor desde abril de 2007.

Con esta decisión, se abre la posibilidad de que en otros estados del país se legisle al respecto y se propicie la legalización del aborto.

En un comunicado de prensa firmado por presidente y secretario de la CEM, monseñor Carlos Aguiar Retes y monseñor José Leopoldo González González, respectivamente, a nombre de todos los obispos del país, hicieron un llamado urgente para que en México se tenga conciencia de la gravedad que implica la defensa de la vida.

«Esta toma de conciencia evidentemente comienza respetando y defendiendo la vida desde su concepción hasta su muerte natural. En el marco de esta reflexión, hacemos un llamado a la sociedad en su conjunto para luchar por proteger a todo embrión humano, porque el derecho inalienable a la vida de todo individuo desde su concepción debe ser un elemento constitutivo de la sociedad civil y de su legislación», subrayaron en el comunicado los obispos mexicanos.

Más adelante, señalaron que «el derecho a la vida aparece de manera clara y concreta en los artículos 1º, 14 y 22 de la constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, de donde se desprende el principio de igualdad de todos los individuos que se encuentren en territorio nacional, por el que se les otorga el goce de los derechos que la propia Constitución consagra, prohibiendo la esclavitud y todo tipo de discriminación, y por tanto, que nadie podrá ser privado, entre otros derechos, de la vida».

Los debates mediante los cuales se produjo la resolución de la SCJN se extendieron por cuatro días y fueron seguidos por miles de mexicanos a través de la televisión, concretamente, a través del Canal Judicial, que presentó en directo las posturas y las posiciones de los ministros como antes lo había hecho con las audiencias públicas en las que participaron especialistas a favor y en contra de la despenalización del aborto.

Por lo que respecta a la decisión tomada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, los obispos mexicanos dejaron en claro que la tarea «que tiene la sociedad y los legisladores para que la Constitución de nuestro país reconozca explícitamente los derechos del recién concebido, que es un elemento fundamental para la consolidación de la cultura de la vida», sigue en marcha.

«Por lo anterior, afirmaron los prelados mexicanos, consideramos que nunca será moralmente aceptable la erección de un derecho sobre otro, más aún, si se trata del principio de vida humana, que se origina desde el momento mismo de la concepción».

El día de ayer se llevaron a cabo manifestaciones de protesta por parte de organismos pro-vida, sobre todo en la capital del país, mientras que la arquidiócesis primada de México lanzó un comunicado en el que se criticó la resolución de la SCJN e hizo un llamado a la conciencia de la sociedad para que en el país no se siga atentando contra el Quinto Mandamiento, pues el aborto es, lisa y llanamente, un asesinato.

En la parte final del comunicado de los obispos agrupados en la CEM, éstos coincidieron en señalar que la sociedad mexicana «tiene sed de un Estado de Derecho que proteja a todos los ciudadanos y anhela una cultura de la vida que haga de nuestro país un lugar de convivencia civil y positiva. Por ello, preocupémonos de que nadie, jamás, resulte excluido del desarrollo humano».

«La Iglesia fiel a su misión, ve en estos signos una extraordinaria ocasión para asumir su compromiso social en la formación de una conciencia cristiana que contribuya en la construcción del bien común”.

“Trabajemos y colaboremos todos juntos por garantizar el derecho a la vida de todas las personas, sin el cual no cabe la existencia ni disfrute de todos los demás derechos, de los cuales depende el futuro de nuestro México», terminó diciendo el comunicado de la CEM.

Por Jaime Septién

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ZENIT Staff

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