CIUDAD DEL VATICANO, domingo 21 de septiembre de 2008 (ZENIT.org).- Francia, y en particular sus jóvenes, es motivo de esperanza para la Iglesia en el mundo, explica el portavoz vaticano tras el viaje de Benedicto XVI a ese país, de 12 al 15 de septiembre.
El padre Federico Lombardi S.I., director de la Oficina de Información de la Santa Sede, ha hecho un análisis del décimo viaje internacional de este pontifico en el editorial del último número de Octava Dies, semanario informativo del Centro Televisivo Vaticano, del que también es director.
El portavoz reconoce que si bien era previsible el éxito alcanzado por el Papa en su etapa de Lourdes, a causa del un «clima sereno de intensa espiritualidad», que caracteriza a ese lugar, «no se daba por descontado que la etapa parisina estuviera acompañada por tanta atención respetuosa , por parte de la sociedad francesa».
Tampoco era evidente, añade, el que «la Iglesia local lograra dar una demostración de tanta vitalidad y amplia participación».
Para el sacerdote, no se trata de «triunfalismos», «sino de confianza y esperanza».
«El Papa ha propuesto con su habitual lucidez y coherencia, en dos grandes discursos, su visión de la relación entre laicidad y fe», constata, citando las palabras del mismo pontífice: «Una auténtica laicidad no significa prescindir de la dimensión espiritual sino reconocer que ésta es garante de la libertad y de la autonomía terrena».
El padre Lombardi considera que el otro gran tema del viaje ha sido la relación entre cultura y fe, afrontada en su discurso al mundo de la cultura con estas palabras: «la búsqueda de Dios, ponerse en camino hacia Dios, es – hoy como ayer – la vía maestra y el fundamento de toda verdadera cultura».
«Poder pronunciar estas afirmaciones hoy – en lugares altamente representativos de la vida política y cultural europea – encontrando atención y aprecio, en lugar de oposición por prejuicios, alienta a pensar que también en una situación histórica la fe cristiana y la Iglesia católica están llamadas a dar su preciosa contribución –necesaria– para la construcción de la civilización del nuevo milenio».
«La Iglesia en Francia – en particular, los jóvenes que han acogido al Papa con tanto entusiasmo – se preparan para ello. Es alentador también para tantos otros países», concluye el portavoz.