Los Reyes Magos, los misioneros de la Navidad

Por Jesús de las Heras Muela, director de la revista Ecclesia

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MADRID, sábado, 3 de enero de 2009 (ZENIT.org).- Publicamos el artículo que ha escrito el sacerdote Jesús de las Heras Muela, director de la revista Ecclesia sobre la solemnidad de la Epifanía, fiesta de los Reyes Magos.

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El ciclo navideño se encamina ya hacia su prolongación y final con la fiesta de la Epifanía. El martes 6 de enero, solemnidad de la Epifanía, el entrañable y popular día de los Reyes Magos, es, sí, la culminación de la Navidad: Jesucristo nace para ser luz de las gentes. Navidad y su prolongación con la Epifanía es, sí, tiempo y urgencia inexcusables para la misión evangelizadora y el anuncio de Jesucristo.

Precisamente desde estos presupuestos, la Iglesia católica en España dedica el día 6 de enero a la jornada eclesial en favor de los catequistas nativos y del Instituto Español de Misiones Extranjeras (IEME). «Como Pablo a los nuevos campos de misión» es su lema.

Y ejemplo y modelo de esta actitud misionera son los Magos de Oriente. De ellos apenas sabemos algo, aunque sí lo suficiente. Que eran de Oriente y que miraban y observaban los cielos esperando y escrutando los signos de Dios. Y que vieron salir una estrella que brillaba con especial fulgor y resplandor. Y fueron siguiendo su rastro. Era la estrella que anunciaba el nacimiento del Rey de los Judíos. Se entrevistaron con Herodes como gesto de cortesía y éste quiso engañarlos. Continuaron su camino hasta que la estrella se posó encima de donde estaba el niño. «Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Y habiendo recibido en sueños un oráculo para que no volvieran a Herodes se marcharon a su tierra por otro camino».

Este «personaje» navideño de los Magos está lleno de simbolismo y de interpelación sobre el sentido y el reto de la Navidad: la atenta observación y escucha de los signos de Dios y de los hombres, la búsqueda de la verdad y del saber ponerse en camino, la perseverancia hasta llegar a la meta, los sentimientos y actitudes de alegría, de adoración y de ofrenda ante Dios y el regresar por otro lado, por otro camino -es decir transformados- después del encuentro con el Señor. En los Magos y con los Magos se completa la gran Manifestación de Dios, que es luz para todos los hombres: los pastores en la Natividad, los magos en la Epifanía, los de cerca y de lejos, los pobres e ignorantes y los poderosos y sabios. Para todos y por todos nace Dios.

Buena preparación a la fiesta de la Epifanía, buen día de Reyes, buen día de la Epifanía del Señor, que nos llama a ser discípulos y testigos suyos en la misión nuestra de cada día.

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ZENIT Staff

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