PARÍS, viernes 9 de enero de 2009 (ZENIT.org).- Los obispos de Francia han condenado duramente el atentado contra una sinagoga de Toulouse perpetrado en la noche del 5 de enero con la explosión de un coche lleno de botellas molotov lanzado contra la puerta del edificio.
La explosión no provocó víctimas. En ese momento, dentro de la sinagoga, un rabino estaba dando clase a unas diez personas.
«Ningún acto antisemita o racista, ningún acto de violencia puede justificarse con los graves hechos que tienen lugar actualmente en Israel y Gaza», explica un comunicado del Servicio Nacional de la Conferencia de los Obispos de Francia para las Relaciones con el Judaísmo.
Los obispos subrayan que la fraternidad y la amistad entre judíos y católicos «tienen que ser promovidas más que nunca» y se dirigen a «nuestros hermanos judíos de Toulouse», así como a la comunidad de Francia, para manifestar su solidaridad ante un atentado «tan lamentable como doloroso».
También la asociación par ala Amistad Judeocristiana de Francia ha asegurado en una nota su apoyo a la comunidad judía, denunciando todo acto cumplido «con el pretexto de la guerra que tiene lugar actualmente entre Israel y Hamas».
La asociación pide a los responsables religiosos judíos, cristianos y musulmanes que condenen todo acto de violencia, e inviten al respeto de los demás.