KÖNIGSTEIN, viernes, 8 mayo 2009 (ZENIT.org).- La inminente visita de Benedicto XVI a Tierra Santa suscita "muchas esperanzas", "quizás demasiadas", afirma Marie-Ange Siebrecht, jefa de sección de la institución católica Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), que ha vuelto hace unos días de un viaje a Israel y a los Territorios Palestinos.

En una entrevista hecha pública por AIN, Siebrecht afirma que "las distintas Iglesias están muy ocupadas con los preparativos" del viaje papal. "Como es obvio, la llegada del Santo Padre depara alegría entre los cristianos, y prueba de ello son, por ejemplo, los numerosos carteles expuestos en las calles para anunciar su visita".

"En Nazaret incluso están construyendo un anfiteatro para celebrar ahí la Misa con el Santo Padre. También en Belén, en el campo de refugiados de Aida, que también visitará el Papa, se tomó una iniciativa similar. Sin embargo, finalmente los responsables pensaron que la tribuna estaba demasiado cerca del muro que divide Tierra Santa, por lo que la cambiaron de lugar".

Aunque "todavía muchos pequeños problemas", pero la gente "sigue trabajando desde la esperanza de que la visita papal sea todo un éxito".

"El Papa no podrá solucionar todos los problemas", advirtió Siebrecht, pues "sólo puede dar muestras de buena voluntad e intentar hablar con los responsables políticos y eclesiales".

"Su intención primordial es viajar como peregrino a Tierra Santa, y también decirle a la gente: ¡Estoy con vosotros!", añadió. "Con su visita no logrará que tiren abajo aquel terrible muro. No obstante, el simple hecho de acudir ya es un signo importante".

La responsable de AIN explica la situación de los cristianos en la región: "en Galilea, donde, como es natural, la situación de los cristianos es mucho mejor que en Cisjordania. No obstante, en Israel son considerados personas de segunda clase, es decir, que no disfrutan de la misma libertad que los demás israelíes. Por ejemplo, no pueden desplazarse como lo hacen otros ciudadanos".

"Pese a ello, en Galilea aún residen 73.000 cristianos greco-católicos, lo cual no es precisamente poco. Y las parroquias están llenas de vida, porque la gente contribuye activamente a su mantenimiento".

La peor situación se vive en Belén, según declara Siebrecht. "A causa del muro, la gente vive como en una cárcel: no pueden entrar ni salir. Se sienten como prisioneros, ¡y realmente lo son!"

Esta situación afecta sobre todo a las parejas cristianas jóvenes, explica, citando el caso de un joven que trabaja en Jerusalén, mientras que su esposa no puede dejar Belén para vivir con él al no disponer de permiso.

La responsable de AIN explicó que existe "la esperanza de que el Papa aborde este problema", entre ellos "la regulación de los visados para las congregaciones católicas, los sacerdotes, religiosas y religiosos".

"Además, en estos momentos se debate la posibilidad de que el Estado de Israel cobre impuestos a la iglesia", lamentó.

En estos momentos, AIN apoya varios proyectos de construcción en Galilea en apoyo d ellas iglesias melquita y maronita. También en Cisjordania se está ayudando a la reconstrucción de iglesias y conventos, mientras que en Belén se está ayudando a la población local en la producción artesanal.

"Este tipo de ayuda la reciben con gratitud; gracias a ella, hemos logrado persuadir a muchos cristianos de emigrar de Tierra Santa", añadió.

Marie-Ange Siebrecht concluye que "lo que los cristianos de Tierra Santa nos piden sobre todo son oraciones. Así nos lo han hecho saber en todos los lugares, y también el Patriarca nos dijo antes de partir".

"Además, quien viaje a Tierra Santa no debería limitarse a acudir a los Lugares Santos; también debería visitar las 'piedras vivas', porque para esa gente supone una gran alegría comprobar que otros cristianos comparten su sufrimiento y su felicidad. Y es que, pese a todas las dificultades, las comunidades de creyentes están llenas de vida", añadió.