El Papa permite a los católicos sentirse "árabes, jordanos y cristianos"

Y les deja como legado el redescubrimiento del lugar del bautismo de Jesús

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AMMÁN, sábado, 9 de mayo de 2009 (ZENIT.org).- La visita de Benedicto XVI a Jordania permite a los católicos del país sentirse «árabes, jordanos y cristianos», reconoce Nader Twal, guía turística, en un buen italiano aprendido durante siete años de estudio en Roma.

Nacido en Madaba, en la misma parroquia de Su Beatitud Fouad Twal, con quien comparte el apellido, reconoce a ZENIT que en estos días está viviendo momentos únicos y que esta peregrinación supone un apoyo decisivo para los cristianos que viven en el país.

«Los cristianos que trabajan en la administración pública podrán ir a la misa del Papa este domingo, aunque para ellos es un día de trabajo. Es una decisión del gobierno para promover la convivencia entre cristianos», explica.

«Esta decisión del gobierno refuerza lo que nosotros decimos sobre la convivencia: aquí existe verdaderamente respeto entre cristianos y musulmanes», explica. En este sábado Benedicto XVI ha pronunciado precisamente un discurso histórico para el diálogo cristiano-musulmán al visitar la mezquita Al-Hussein Bin Talal de Ammán.

«Yo como cristiano siempre digo que soy árabe, jordano, y cristiano», explica Twal. «Los cristianos somos el 3 por ciento, los católicos el 1,5 por ciento. Vemos en esta visita un apoyo para la presencia de los cristianos, que estamos aquí desde hace dos mil años», reconoce con algo de emoción.

«La visita, añade, también es importante porque ha permitido el encuentro del Papa con el rey y la reina, con los jefes de los musulmanes, y esto es decisivo para hablar de convivencia, de aspectos humanos, no dogmáticos: argumentos que afectan a esta zona de Oriente Medio, que siempre se encuentra en conflicto».

Según el guía, acostumbrado a mostrar a los peregrinos la riqueza bíblica de su país, este domingo se vivirá uno de los momentos más simbólicos para el futuro del cristianismo jordano, cuando el Papa se acerque a las orillas del río Jordán, en lo que se considera el lugar del Bautismo de Cristo, para bendecir las primeras piedras de dos iglesias –de los católicos latinos y de los greco-melquitas–.

«Por desgracia, este lugar que se encuentra en el origen de la fe cristiana todavía es olvidado incluso por la Iglesia –lamenta Twal–. La bendición es un gesto que llama la atención, pues será seguido por los 1.300 periodistas que cubren la visita: un llamamiento a la Iglesia en todo el mundo. La visita del Jordán debería ser una meta importante en las peregrinaciones a Tierra Santa».

Por Mercedes de la Torre

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ZENIT Staff

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